Capitulo VIII: Corazones y mentes

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Lydia se detuvo frente a la cartelera que había frente a ella, imágenes en blanco y negro le devolvian la vista. Heather, Emily, Érica… sus rostros parecian alegres en las imágenes, ahora estaban muertas.

Aparentemente no habian terminado con lo de “el memorial” por los estudiantes caidos, sino que habian decidido poner una cartelera que las recordara. Como si eso importara, al final del día, a los estudiantes no les importaba mientras no hubieran sido cercanos a ellos.

—Es una lastima ¿no? Tan jóvenes, con un futuro por delante —mirándola de reojo, Lydia se encontró con su profesora de Literatura. Jennifer Blake, era curioso la forma en la que la bienvenida al pueblo era tan macabra para ella.

—Supongo —se limito a contestar

Su mirada no abandono en ningún instante la cartelera frente a ella, no podía fingir como la mirada de las imágenes no pesaban en su corazón.

Si  hubiera sido más rápida. Stiles tenía razón, ella había dejado de lado sus habilidades de Banshee en el momento en el que se dio cuenta sobre ello. No había entrenado, no se había preparado.

Una parte de ella no quería hacerlo, su mente racional se rehusaba a hacerlo, sabia que la llevaría tarde o temprano a la locura.

Pero su corazón…su corazón quería salvar a sus amigos, quería darles una oportunidad, su corazón no quería que nadie más muriera.

— ¿Te encuentras bien? —pregunto entonces la profesora, Lydia se volteo a verla, viendo genuina preocupación colorear su mirada.

Hacia un largo tiempo que no veía una mirada así, a pesar de todo, algo dentro de ella se revelo a contarle lo que sucedía. Más allá del hecho de que la creyera una loca, sentía que no podía confiar en ella…en nadie.

Su mirada fue detrás de ella, por alguna razón, y sus ojos se abrieron cercanos al pánico cuando creyó ver a alguien junto a su madre.

El cabello corto, la ligera abarba, los ojos claros.

Peter.

—Estoy bien —contesto—. Llego tarde a clase, con su permiso.

Sonriendo, camino velozmente hasta su madre, maldiciendo cuando una multitud de personas se le cruzaron en frente, lucho por abrirse paso entre ellas, hasta que llego junto a esta.

Estaba sola.

No había nadie.

—¿Lydia, estas bien? —pregunto su madre acercándose—. Pareces…

No quería que terminara la frase, simplemente miro alrededor, el corazón golpeteándole el pecho mientras sentía que se le estaba por salir del pecho.

Le costo un momento respirar mientras intentaba entender lo que sucedía, lo que sucedió.

Podía jurar que no se había imaginado a Peter, no lo había hecho.

—¿Estabas hablando con alguien? —pregunto entonces, tenia que sacarse la duda, tenia que saberlo.

Su madre se sorprendió por el cambio repentino y sonrió

—Si —dijo ella moviendo una tarjeta que tenia en su mano—. Es quien se encargara de tomar el SAT de este año.

Lydia le arrebato la tarjeta antes de que pudiera decir algo más, la giro entre sus manos.

El nombre no era el de Peter, nada parecía indicar que fuera Peter. ¿Estaba tan paranoica?

—Lo siento —le devolvió la tarjeta a su madre—. Por cierto, ¿dejaste la puerta abierta ayer en la noche?

Confía | Teen Wolf #4|Where stories live. Discover now