Capitulo XIII: Lo que somos y lo que nunca seremos

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La sala se encontraba fría, eso fue lo primero que noto Lydia al entrar. Lo segundo fue la mirada burlona que le envió Peter desde su silla.

Parrish se había levantado y se encontraba ahora parado en una esquina, claramente no queriendo separarse, por las dudas de que este intentara atacarla.

O huir.

Su mirada aun así, nunca abandono la de Peter, hasta que se sentó en la silla frente a el y apoyo ambas manos, unidas, sorbe la mesa.

—Bueno, aquí me tienes —dijo, su mirada era desafiante y casi altanera. Quería mostrarle que ya no le tenia miedo.

—Si, lo hago —había una amenaza velada en su voz—. Sabes,  recuerdo cuando estabas en el psiquiátrico. Te oía todas las noches enfurecerte con tus padres, estabas enojadas con ellos por lo que te hicieron, por lo que Jasón te hizo. Te apartaron de su lado, debido a que no querían sentir la vergüenza de que su amada princesa, era una ezquisofrenica.

—Había una razón —se limito ella a responder. Era lo que se había repetido una y otra vez mientras estaba entre esas frías paredes, ahora, salia automáticamente como respuesta.

Peter dio una risa corta

—Habia otra opción —el hablaba suavemente, como si un padre le hablara a un hijo—. Tu madre podria haber dicho la verdad sobre quien eras, Jasón podria haberse quedado callado. Sin embargo, te dieron la espalda. Siempre fuiste utilizada, apartada, ignorada. Jason, tu madre, tu padre, incluso tus amigos, ellos te utilizan ahora para deshacerse de mi. ¿Acaso les importa el hecho de que todas las noches rezas para que yo estuviera muerto?

Lydia negó

—No es cierto, hago esto porque yo quiero verte destruida —ella se inclino—. Hiciste de mi vida un infierno, te odio por eso y no me voy a detener, hasta que estés destruido.

Peter no parecía afectado por su amenaza, la sonrisa sarcástica no había abandonado su rostro en todo el monologo de Lydia.

—¿Lo haces? —la pregunta fue realizada tan burlonamente que Lydia creyó que seria capaz de abofetearle en ese instante—. Lydia, no puedes mentirme, te conozco. He conocido a otras Banshee, Banshee igual que tu, con amigos, hasta que se equivocaron en algo. Hasta que no pudieron predecir a tiempo una muerte, y todos la miraron diferente. Como tu me miras a mi...

Ella negó, mientras sus cejas se fruncían. Su respiración se volvió acelerada, y la adrenalina se inyecto en sus venas ,rapidamente.

—No es cierto —repitio

—Un tiempo atrás, fui tu —dijo este—. Lo veo en tus ojos, tocaste el collar. Pero aun así, no tienes todas las respustas. Tienes todas esas piezas, pero no sabes como encajarlas. Te dire algo, hace tiempo fui visto como  el sucesor por derecho a ser Alfa de manada. El lugar que Talía tenia, me pertenecia. ¿Pero que hizo ella? Hizo que todos me vieran como un monstruo. Cuando solo queria algo que era mio por derecho.

Lydia comenzaba a pensar cada vez más que había cometido un error al estar allí, sabía que Peter era un maestro de la manipulación.

Había sido tonta al pensar que podía superarle, que por haberse dejado atrapar ahora era vulnerable. Una parte de ella quizás siempre lo supo, este era otro de sus juegos. Pero ¿por qué?

—Eres un monstruo Lydia, como yo. Lo fuiste cuando eras pequeña y lo eres ahora. Y tal vez esa sea la razón por la que tu hermano esta muerto, o porque tus padres se estén divorciando. Sabían lo que eras, sabían en lo que te convertirías y no querían estar contigo cuando eso sucediera.

— ¡No es cierto! —grito, un ruido parecido a un crujido se escucho, todos miraron a la vez la vidrio.

Una grieta se encontraba en medio de este, y en la habitación reinaba un gran silencio. Nadie se atrevió a decir nada, ni siquiera Lydia, quien tenía su vista clavada en la grieta que había hecho.

Confía | Teen Wolf #4|Where stories live. Discover now