Capítulo 7

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Observo que Steve abre la boca para hablar, pero no es de él que sale la voz que los tres escuchamos y lo tengo bien claro

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Observo que Steve abre la boca para hablar, pero no es de él que sale la voz que los tres escuchamos y lo tengo bien claro. No podría confundirme aquel sonido con el de nadie más en el mundo. Mi piel se eriza al instante y mi corazón parece no solo latir con más velocidad, sino también sacudirse en un extraño baile de alegría.

Sé que Owen Liv está a mi lado, mi cuerpo quema solo por su cercanía. Quiero voltearme hacia él, pero por un momento me siento incapaz de hacerlo. Estoy aturdida y emocionada a la vez. No sé de dónde salen tantas emociones, pero no puedo negar que ahí están, conmigo, haciéndome difícil respirar.

El rostro de Carla parece un meme de Internet: destila cólera e incredulidad a la vez. Steven, por otro lado, después de pasar el desconcierto, frunce el ceño, como si lo que ve no le gustara nada.

—Déjala en paz —continúa él. Habla con tranquilidad, como si razonara con una niña pequeña que se ha comportado mal. Es gracioso, porque Carla misma se encoje ahí mismo, frente a mi nariz, y por primera vez la veo intimidada y no intimidando—. Deberías sentirte avergonzada por tratar a alguien de ese modo. No me imagino cómo sería para ti que alguien te dijera todo lo que le dices a Emma.

Entonces sí volteo la vista para observarlo y me llevo una gran (y grata) sorpresa.

¡Oh, cielo santo! Owen se encuentra de pie a mi lado. Su short negro es la única prenda que lleva puesta y su pelo de noche brilla a la luz del sol... ¡Un Owen semidesnudo está aquí! ¡Un Owen semidesnudo está en el mismo club que yo, en el mismo lugar que yo, respira el mismo aire que yo!

Sus ojos, en lugar de mirar a Carla, están puestos en Steven, que tuerce el gesto para demostrar explícito disgusto. Ambos parecen observarse con desdén unos segundos, olvidando nuestro conflicto y preparando el suyo, una guerra que ni Carla ni yo parecemos entender.

Cuando Carla deja de estar con la boca abierta, pasa la mirada hacia mí, todavía con incredulidad. Claro, el chico nuevo que no le correspondió ahora supuestamente está conmigo y muestra su abdomen bien definido, para variar.

—¿Qué hace aquí y contigo el nuevo?

—¿Por qué no podría estar aquí y yo, con él? —pregunto, tratando de imitar la tranquilidad de Owen al hablar. Ni de cerca llego a sonar tan segura, pero, de alguna forma, me alegra cuando el rostro de Carla se ensombrece todavía más.

Obvio que ella no piensa dejarme de pie.

—Ven con nosotros, nuevo. Ella no es muy divertida —lo invita, mientras le enseña una de sus miradas coquetas y empasta un poco la voz—. Yo sí lo soy.

Por un momento temo que Owen finalmente decida marcharse con los demás, pero el corazón vuelve a brincarme cuando niega con la cabeza.

—No, gracias. No eres mi tipo, mucho menos con esa actitud hacia ella, Carla. —Su nombre en la boca de Owen suena ácido, y me sorprendo cuando llega a mí un sentimiento de placer—. Ve con Steven a divertirte y deja a Emma tranquila.

Corazón de cristal [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora