Capítulo 7: ContraADN

97 14 6
                                    

Salgo del baño, encontrándome con Astro, cruzado de brazos, esperándome. Le sonrío de manera amplia y procedo a pedirle mi pequeño gran favor.

—Hay que ocultar a Keller.

—¿Quién? —Enarca una ceja.

—Selineth se llama Keller —explico.

—No vamos a ocultar a la esposa de un funcionario, más si es tu coordinadora, serías el primer sospechoso.

—Primero, gracias por hablarme en masculino otra vez, me estresó un poco que me digas esposa antes, segundo ¡Vamos, Astro, eres mi amigo, hazme el favor! —Lo agarro de las manos—. ¡Por fis! Seguro tienes algún lugar donde ocultarlo.

Bufa y baja la vista.

—Nos meterás en problemas.

—¡Eso significa sí, genial! —Lo abrazo—. ¡Gracias, gracias, gracias! —grito repetidas veces—. ¡Oye, no te pases! —lo reprendo cuando no me suelta.

—Lo siento. —Se aparta, sonrojado—. Me emocioné.

Sonrío.

—Yo me emociono... —Alzo mi puño—. ¡Porque voy a obtener todo lo que me propongo!

Él se ríe.

—Amo tu entusiasmo.

~~~

Astro ocultó a Keller en una de las casas de su padre, han pasado días de eso y todo va bien por ahora. Aunque creo que lo pensé muy pronto, ya atraje a la desgracia. Un hombre con el cabello negro, tirado hacia atrás, llega a la puerta de nuestro hogar.

—Un placer. —Ofrece su mano, pero solo la estrecha con Astro—. Soy Alekei, el nuevo coordinador, ante la desaparición de Selineth.

—Por favor, pase —dice Astro y cierro la puerta.

—Se han atrasado algunos temas, pero estoy aquí para arreglarlo. —Mira su pantalla y en ningún momento me habla a mí—. Veo que Erin no ha estado tomando su medicamento —opina.

—Selineth dijo que podía tomarlo cuando me sienta preparado —acoto.

—Cambiaremos eso —responde mirando a Astro.

Frunzo el ceño.

—¡Oye, estoy aquí!

—Baja el tono —ordena severo y continúa sin mirarme.

—No le hables así —dice indignado mi amigo.

—Debo hacerlo, me enviaron a mí para impartir la disciplina que usted no está dispuesto a utilizar. Desde ahora van a cambiar muchas cosas, empezando por esas pastillas, hay que adelantar los días perdidos. —Busca en su bolsillo, entonces las pone en mi mano—. Tómalas.

—No —exclamo determinado, regresándoselas—. Has sido muy descortés, no voy a aceptar algo así. —Me cruzo de brazos.

Suspira, apoya sus cosas en la mesa y al fin me mira.

—Por favor, indícame dónde está el baño.

—Bien —expreso molesto y me sigue.

Al llegar al pasillo, continúa con las pastillas en su mano. Presiono el botón para que la puerta del baño se abra y entonces Alekei me empuja dentro.

AsunsethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora