Capítulo XIII - Capítulo especial «Astro»

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Salgo de mi oficina con furia. Si la puerta no fuera automática ya la hubiera golpeado, aunque no creo que podría eliminar mi enojo. Alekei se hace el que está de mi lado y después manifiesta este tipo de actos. Ir con mi padre para convencerme es caer muy bajo. Seguro averiguó de mí. Sabe que soy dependiente de papá y admito que lo obedezco en casi todo, es algo que todavía no puedo manejar. Siempre he sido así, me influencia mucho. Es un apego demasiado fuerte, incluso a pesar de que mi progenitor no sea una gran persona.

Mi papá tiene momentos en los que juzga lo que hago y recalca mis defectos sin filtro, hasta delante de los clientes.

"Pobrecito mi Astro, no puede hacer nada sin mí".

"Silencio, hijo, deja que las personas con futuro hablen".

Futuro.

Puede ser, quizás no tenga metas, pero mencionárselo a los clientes ¿Qué necesidad? Me avergüenza delante de todo el mundo y yo solo bajo la cabeza. Ni sé por qué lo admiro. Quizás porque tiene una gran empresa ¿Qué digo empresa? ¡Es una de las industrias más grandes de HimnoVida! Papá es uno de los jefes responsables de la edificación en nuestro pequeño mundo, o lo que queda de este. Aunque eso no quita que sea muy mal hablado y trate mal a su único hijo. Sin contar el dinero que invierte en "mujeres" y me trata de gay por no acostarme con esas mujeres que antes fueron hombres. Bueno, no es mentira que no soy heterosexual, pero lo hace ver como si fuera malo, cuando él prácticamente anda metido en cosas como esas. Asco me da cuando habla de Elier y ahora se complota con Alekei.

Denme paciencia.

Sueño un día con largarme de aquí y que me importe una mierda estar lejos de mi padre. Esa relación padre e hijo es demasiado tóxica y el único perjudicado soy yo.

Llego a casa, entonces veo a Elier con el bebé. Se encuentra sentado en el sillón, meciendo a Ness entre sus brazos y con una sonrisa. Mi corazón se acelera, mis mejillas arden y hasta creo que me sudan las manos. Eli es todo lo que está bien, él sí es una persona de verdad para admirar. Él tiene entusiasmo, motivación y se atreve a enfrentar cada obstáculo que se le cruce. Son cualidades de las que carezco y me gustaría tener, pero no lo envidio, solo lo amo más por eso.

Elier siempre sonríe, no importa la circunstancia, desde pequeño ha sido así. No importa qué, se enfrenta a lo que sea. Luego estoy yo que no pude confesarle mis sentimientos durante tantos años y se lo vengo a decir cuando lo obligan a casarse conmigo. Intenté ayudar, pero creo que lo arruiné.

Presiono el puño, entonces alza la vista, dándose cuenta de mi presencia.

—¡Astro Genial! —Se levanta de su asiento y me entrega al bebé—. ¡Qué alegría tenerte aquí, soy libre! —Se gira para irse al baño.

—Alekei vino a visitarme al trabajo —declaro, entonces se detiene.

Todo su humor se va cuando se da la vuelta a mirarme.

—¿Y qué quiere ese ahora? —Enarca una ceja.

—Que tengamos sexo —respondo y siento que el corazón se me va a salir por la boca.

Espero que no se note tanto mi nerviosismo.

—Pobre, se le acabaron las ideas —expresa de mala gana.

Acomodo mi corbata.

—Sí, es que ya tuvo su informe y creyó que iba a obtener algo con eso, aunque también mencionó el interés de Valtec en ti.

—¿Y eso? —Enarca una ceja—. ¿Ya lo sabe?

—¿Tú también? —exclamo sorprendido.

—Valtec se me insinuó el otro día —dice sin importancia.

AsunsethWhere stories live. Discover now