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Marlon.

Estoy con los invitados.

Mi vista no se despega de las escaleras.

Quiero verla.

—¿Entonces que opinas?—habla un viejo amigo, al que no le he prestado nada de atención.

—Está bien.—respondo fingiendo que lo escuché.

—¿de verdad?.

—ajá—luego de eso aparece ella, y quedo totalmente fascinado.

Todos empiezan a aplaudir al verla.

Luego mi amigo apoya una mano en mi hombro y se acerca a mi oído.

—entonces te parece bien compartir a tu mujer con tus amigos.

—si, si claro—digo sin prestar atención de primera—espera, ¿qué?

—eso te estaba diciendo, que nos podrías prestar a tu mujer...

Mi cuerpo reacciona solo.

Lo tomo del cuello intentando no darle un buen golpe.

—en tu asquerosa existencia le pondrás las manos encima a mi mujer—lo miro con furia—si te acercas a ella te juro que haré que te arrepientas de haber nacido.

—ey amigo—intenta zafarse de mi agarre—era broma tranquilízate, era para demostrarte que no me estabas prestando atención.

—Más te vale—lo suelto y le doy una mirada fría.

—¿Todo está bien por aquí?—pregunta Alexa, no me di cuenta cuando llego a mí.

La tomo de la cintura asegurándome que mi "amigo" me vea.

—Todo bien.—miro una última vez a mí "amigo" y me concentro en mi mujer.

Alexa.

Estaba en plena discusión cuando interrumpí.

Y aunque hubiese sido divertido un poco de pleito, hoy no me apetecía.

Quiero terminar con esto luego.

Estamos en una especie de "altar", caminamos con el loco hasta llegar aquí.

Mientras caminábamos, no dejamos de recibir halagos.

Cosa que me encantó, es decir, ¿a qué mujer no le gusta que la adulen?

Con adulación no quiero decir los típicos comentarios de viejos verdes, que son desagradables.

Si no que son halagos adecuados.

Y la mayoría (por no decir todos) de los halagos provienen de mujeres.

Él no soltó mi cintura.

Y ahora, estamos frente a un señor de edad avanzada, que está vestido todo de negro.

Por mis conclusiones, él es el líder.

—bueno, probando 1,2,3—habla al micrófono—bien ya funciona.

Yo intercambio una mirada con mi futuro esposo.

—bueno, nos encontramos aquí para unir y coronar a estas dos almas perdidas, que por alguna razón se encontraron—se escucha como respira en el micrófono—como premio de haber pasado la mayoría de las pruebas, serán feliz hasta la muerte.

Mi corazón está más acelerado de lo normal.

—"normalmente"—hace comillas con los dedos— las personas se casan con anillos, en esta o cualquier otra sociedad. Pero está vez, ellos se casarán con nuestra reliquia—apunta a las coronas, que unas mujeres las traen él una almohada de seda color rojo.

Cuando ellas están a nuestro lado, el "cura" de esta sociedad se acerca a nosotros.

—Alexa Harrison, ¿acepta apoyar y serle leal a su futuro esposo, hasta el día de su muerte?

Miro esos ojos que probablemente me han observado por demasiado tiempo, y aunque de miedo, a una parte de mí le encanta esa especie de obsesión que tiene por mí.

—acepto.

—bien—pone su atención en mi acompañante—Marlon Carson, ¿acepta, respetar y apoyar a su esposa hasta el día de su muerte?

Se llama Marlon...

—acepto.

—por su aceptación ante la sociedad, se les pide que se pongan de rodillas para terminar este casamiento.

Marlon se pone de rodillas en una almohada de seda blanca que está a nuestros pies.

Yo hago lo mismo y espero a que el "cura" vuelva a hablar.

—Tienen que entender que ahora no solo se estarán casando ustedes, sino que también se están casando con la corona, por lo que la tienen que respetar y cuidar como si fuera su creación, en el momento que se les dé la corona vivirán para servir a la sociedad, cómo los de la sociedad vivirán para servirlos a ustedes.—toma una respiración larga— por lo que les pregunto, ¿Aceptan formar parte de la corona?

Marlon y yo nos miramos.

—acepto—respondimos al unísono.

—de acuerdo, espero que entiendan que hoy los corono y me despido, mis años de servir a esta sociedad acabaron, y los suyos recién empiezan, y sin más que decir, que sus coronas conozcan a sus nuevos dueños.

El cura le pone la corona a Marlon y le susurra algo.

Luego se dirige a mí.

Cuando me coloca la corona siento una energía.

—¡Vivan los reyes!—grita alguien y todos empiezan a aplaudir.

Se forma un revuelo de aplausos y gritos.

Eso me gustó más de lo que debería, ver personas admirándonos.

La mayoría de estas personas son falsas, las sé leer, pero no todas.

Captadores ||terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora