Captadores ||terminada||

19

Alexa.

Han pasado días, y Marlon solo pasa tiempo con su prima.

Cuando llega a la habitación, se acuesta y duerme, ni siquiera me habla.

Así que ahora estoy aquí, arriesgándome a revisarle el celular.

Me pone loca no recibir aunque sea una migaja de su atención.

La contraseña es de un patrón.

Intento con la letra M.
Pero me salió incorrecto. Pongo todas las letras que se me ocurren y nada. Me queda un intento antes de que se bloquee.

Pienso, si no es ninguna letra ni de su nombre ni del mío...

D.

Coloco esa letra con los nervios de punta.

Y efectivamente.

La letra D.

Dalia, su "primita"

Me apuro a revisarle galería, pero no hay foto alguna.

Luego me meto al lugar tan temido, los chats.

Y ahí está agendada.

Dalia❤

Con las manos tiritando me meto a su chat.

¿Se supone que soy tu prima?

¿Ya sabes?

Mierda, lo sabía.

Hecha una furia busco él tal ático, hasta que lo encuentro, hay unas luces prendidas.

Antes de intervenir decido observar, tengo el teléfono de Marlon en la mano, por si se le ocurre negar algo.

Veo que están los dos, Marlon está negando algo y dalia, le está diciendo no sé que, no alcanzo a escuchar porque están hablando en susurros.

De repente Dalia dice algo a Marlon y este se le acerca, la sostiene la cara y se acerca.

No.

No lo voy a permitir, así que intervengo.

—Lo sabía.—los interrumpo.

—Alexa...

—Dalia, vete.—después me encargaré de ella.

Apenas se lo digo sale corriendo.

—Por eso encontraba tan raro que desaparecieras a cada rato, era por ella.—me limpio una lágrima—Ella no es tu prima

—Eso...—niega y suspira—No, no lo es.

—Entonces ¿quién mierda es Dalia?—se queda en silencio—¿Por ella te escapabas?

Inevitablemente mis lágrimas caen, al igual como los pedazos de mi corazón

—Por favor no mientas, ya vi tu celular...—Quiero gritar, llorar, romper todo, pero en el fondo se que no tengo ese derecho.

—No le digas a nadie de ella...—Me suplica.

—¡¿Por que mierda la defiendes, si se supone que tu esposa soy yo?!—Mi voz suena patetica.

Me duele hasta hablar, el nudo de la garganta realmente es doloroso.

—!Antes de conocerte estaba ella! Ella iba a ser mi esposa pero...—Se intenta acercar a mi pero me aparto.

—¿Pero qué? ¿Acaso esa maldita debilucha no pasó ninguna prueba?—hablo con rencor.

No debería culparla de esto pero el odio  en mi emana, buscando dañar con cada palabra.

— Ella no te merecía por eso no pasó ninguna jodida prueba, seguramente ni siquiera te quiso.

Se que estoy siendo hiriente pero a la mierda, esto ya se acabó.

—Me mentiste todo este tiempo, decías que era tu prima, disque ella era familia por eso pasabas mucho tiempo con ella, pero ella terminó siendo la otra, tu amante.

—No la llames así, puede que esté casado contigo, pero mis sentimientos los tomo ella antes que tú.

—¡Pero yo soy la que paso las malditas pruebas¡—Grito con el corazón en la mano.—¡Yo soy la que casi muere en ese laberinto!.

Intento calmarme pero es imposible, de verdad me duele esto, estaba empezando a quererlo.

—¡Yo soy tu esposa, no ella!

—Tú no me quieres.—se le quiebra la voz.

¿Acaso no lo ve?

¿Tan ciego está?

Todo lo que he hecho ahora, es por él.

—Vete a la mierda...

Salgo del ático, ignorando como grita mi nombre.

No puedo creer que caí en su mentira.

Que tonta soy.

Me dijo que era su prima, que salió de la sociedad por eso no debía ser vista, y yo la muy estúpida le creí y lo ayude en todo.

Lo que yo no sabía es que ella era la amante, bueno como me dio a entender, la amante siempre fui yo, porque ella le robó sus sentimientos primero.

Maldito, siempre sentí celos de su primita.

Llámenme loca, pero ojo de loca no se equivoca.

Al final tuve razón.