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Alexa.

Lo dejé en la cama después de bañarlo. Mi pecho duele al verlo así, al ver su condición mi corazón se llenó de odio, no sé en que estaba pensando en dejarle el lugar a otra.

Es mi culpa, fui una cobarde.

Pero ya no más, lo quiero, es mío, al igual que el trono, y si tengo que renunciar a algo, será al trono, no a él, no estoy dispuesta a dejarlo. Aunque él ya no me quiera a su lado. Lo estaré, aunque vengan mil mujeres a separarnos, no lo dejaré.

Estoy dispuesta a todo.

Estoy dispuesta a esta loca vida, a matar, a todo por él. Es muy repentino, debido a mi actitud últimamente. Esa actitud dolida y estúpida. Esa actitud quedó atrás al ver a Marlon.

Por eso  mientras camino a buscar a Dalia, focalizo todo el odio en una persona, el odio tiene cara y nombre.

Ese odio no existirá desde hoy.

Me encargaré de ello.

Tengo un arma escondida, por si se me hace difícil, aunque lo dudo, debido a este intenso sentimiento, sé que acabaré con ella con mis propias manos.

La encuentro en la habitación más grande, la que me pertenecía.

La observo mirando por el balcón, no soy de atacar por la espalda, pero en este caso me da lo mismo.

La ataco por atrás.

Sin decir nada, la tomo del cuello y me la ingenio para dejarla en el suelo.

—Hasta aquí llegaste, maldita copia barata—le susurro encargándome de que en cada palabra se note el odio que le tengo.

Marlon.

No sé que está pasando, es difícil abrir los ojos, pero logro hacerlo un poco.

Puedo ver el techo de mi habitación.
Parece un sueño.

A mi lado puedo ver a Alexa.

Mi chica.

Dios que bella está.

No siento dolor, es raro. La última vez que estuve despierto sentí que el dolor me iba a mandar para el otro lado.

Aunque pensándolo bien, puede que ya esté en el otro lado.

No me importa.

Si morir es estar con ella, me quedo contento.
Me siento contento de morir entonces.

Ella se encuentra acostada en la cama con sabanas blancas. Está mirándome.

Mierda, esa mirada me mata.

Miro mi ropa, y estoy de blanco.

Es genial.

Todo esto.

Me encanta.

Me subo a Alexa, y cuando acerco mis labios a los suyos, no siento nada.

No está.

Se desvaneció.

Intento gritar su nombre.
Pero no vuelve.

—¡ALEXA!—la llamo—¡ALEXA NO TE VAYAS, POR FAVOR VUELE!

Grito de nuevo.

Y nada.

Mierda.

Esta vez todo está oscuro, estoy consiente.

Esta vez si siento dolor.

Mucho dolor.

Pero hay algo diferente.

El aroma.

No es el olor putrefacto del calabozo.

No.

Este olor...

Lo conozco demasiado bien.

No quiero darme falsas ilusiones, por eso, intento no pensar en eso.

A lo lejos escucho una voz.

—¿Marlon, me escuchas?—es Hanson, lo reconozco al instante.

Asiento apenas.

—Puedes abrir los ojos—pregunta.

La verdad es que creo que si podría hacerlo, pero, no quiero hacerlo.

Porque no la veré a ella.

—Marlon, estas en tu habitación, Alexa te trajo aquí y...—Desde su nombre no escucho más de lo que me dice.

Alexa.

Está aquí.

Si esto no es un sueño. Significa que ella está aquí.

De verdad.

Y quiero verla.

Quiero verla ahora.

No puedo esperar, por eso, intento abrir los ojos.

Intento hasta que puedo.

Aunque mi vista no es clara. Veo el techo, no a ella.

No escucho su voz tampoco.

Pero si está aquí de verdad, espero que aparezca pronto, para que me dé la fuerza que me falta.

O de lo contrario, creo que no podre resistir.

Captadores ||terminada||Where stories live. Discover now