Capítulo 23

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Advertencia: Este capítulo tiene una escena de contenido sexual entre dos personajes adultos. Si no se siente a gusto con tal contenido y desea omitirla, deje de leer donde aparece el símbolo de un corazón. Este es un espacio de seguridad y confort para disfrutar la lectura, y nadie debe sentirse incómodo. Gracias.

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Parte IV

"¿Qué es esto que siento? Dime su nombre. Porque algo tan majestuoso y peligroso debe tener un nombre. Algo a lo que los Na'vi le teman"

"Las antiguas canciones, perdidas entre los susurros de los años...lo llamaban amor"

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Sentía el pecho oprimido. El aire se había convertido en una capa tan densa como lo era al estar bajo el agua. No encontraba sosiego, ni lugar donde esconderse. Se sentía expuesto, vulnerable ante el desamparo del mundo y tan solo. Pero no siempre se había sentido así, había algo antes. Algo que intentó acobijarlo, y ese algo se le había sido arrebatado.

Trató de caminar, de patalear, de agitar sus brazos y nada sirvió. Tan solo se quedó allí, flotando en la inmensidad del mundo como creía conocer.

Había algo. Pero no sabía que.

Algo que lo hacía sentirse inquieto. Algo que fue oprimiéndolo hasta que sintió que se ahogaba.

Txoa.

Txoa.

Txoa, Na'rìng' itan.

Trató de hablar, de preguntar quién era. Pero lo único que consiguió al abrir la boca fue que el agua entrara en su cavidad y lo ahogara. Ardía en su garganta, deslizándose como garras que querían corromperlo todo, hasta llegar a su pecho. Allí fue peor, puesto que como un incendio devastador comenzó a quemar las venas que irrigaban sangre desde su corazón al resto de su cuerpo.

Parpadeó con rapidez. Primero vio agua, agua por todos lados. Luego, el agua se transformó en humo, una capa negra que todo lo cubría. Y cuando esa cortina se deslizó, vio lo peor que recordaba en su joven vida: Un bosque en llamas, espirales de humo ennegrecido que volaban por los cielos como el gran árbol madre. No podía pararlo, no podía. Estaba...

Despierta.

Fue una orden, simple y clara, pero que resonó en su pecho como el tintinar de un cristal y lo empujó tan lejos como pudo de aquella visión aterradora. Como si fueran manos que cubrían sus ojos y lo jalaban lejos de allí para que no viera el horror que quería consumirlo.

Fue...

Despertar fue más impactante de lo que recordaba. Sus ojos se abrieron de golpe, al mismo tiempo que el aire, aire de verdad, entraba en su boca y llenaba sus pulmones. Neteyam no espero más y se giró del capullo en un acto reflejo arrojándose al suelo. Necesitaba contención, tocar tierra firme que lo trajera de regreso. El tacto del mimbre bajo su cuerpo hacia picar la yema de sus dedos y abrió las manos, clavando sus garras una y otra vez, cerciorándose de que era real.

"Respira, respira" susurró "Estas aquí, aquí"

Estaba en el marui, en el pueblo metkayina, su pueblo estaba lejos y a salvo. Era Neteyam Te Sully y estaba en tierra metkayina, rodeado de...

El suave sonido de arrastre fue un detonante en su sistema de depredador amenazado. Estiró sus manos y tomó lo que sea que lo estaba acechando arrojándolo al suelo del marui con fuerza. Porque si alguien seria cazado ese día, no sería él. La noche era un manto oscuro, pero para su visión no era impedimento.

Te veo, hijo del agua.Where stories live. Discover now