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Jaekyung, después de aquella bofetada de realidad de parte del actor, regresó a su penthouse, sumido en sus propios pensamientos. A medida que avanzaba por el lugar, cada rincón parecía resonar con recuerdos de sus acciones hacia Dan.

Las imágenes de su actitud posesiva y altanera, palabras hirientes y momentos de control desmedido se arremolinaban en su mente, formando un peso abrumador.

¡Eres una puta!

Te lo voy a descontar de tu pago, puta inútil.

Necesito que te mantengas saludable si quieres aguantar conmigo en la cama.

Concéntrate en el trabajo y deja de hablar, eres jodidamente molesto.

No me metas en tus problemas, ya tuve suficientes desde que pagué tu puta deuda.

Ojalá estuvieras muerto, así no me causarías más problemas.

Jaekyung sentía que cada palabra cruel, cada vez que se aprovechó de su cuerpo para satisfacer sus deseos más carnales formaban una cuerda, que rodeaba su cuello, estrangulando emocionalmente.

Sin poder contenerse más, lo único que dejó salir de su boca fue un grito, cargado de culpa, arrepentimiento y de frustración, como si quisiera liberar la carga que lleva sobre sus hombros. Pero se volvía más pesada.

El grito se convirtió en sollozos desgarradores mientras Jae se derrumbaba en el frío piso del lugar, sus lágrimas brotaban como una liberación de emociones reprimidas por años. Lo que estaba sintiendo era apenas microscópicamente nada comparado con lo que Dan pasó por su culpa durante más de un año.

Entre sollozos, la magnitud de sus errores finalmente lo estaban alcanzado. Mientras la casa resuena con el sonido de su angustia, Jae enfrentaba la cruda realidad.

Después de esto, caminó hasta el baño de su hogar para darse una ducha.

Saliendo del lugar, con una toalla en su cintura, se detuvo a ver su reflejo en el espejo del baño, y miró fijamente a su reflejo.

— Al principio, sí... lo veía como una herramienta, un objeto que podía usar y tirar a mi antojo— murmuró Jaekyung, las palabras que emanaban de sus labios estaban resonando en la soledad de la habitación — Cuando pasó eso, sentía que podía controlarlo todo, su cuerpo, su tiempo, su vida, atándolo a mí con una cadena forjada por la deuda. No entiendo como pudo aguantar tanto, y cómo pude llegar tan lejos... Soy un monstruo.

Jaekyung soltó un suspiro, mezclado con el eco de sus propias confesiones.

— Lo usé como una herramienta en mi carrera, ignorando... ignorando que era una persona, de la cual tomé ventaja de su vulnerabilidad y lo hice prácticamente mi esclavo — dijo Jaekyung — ¿Quién me dio el derecho de maltratarte así?

La oscuridad a su alrededor parecía cerrarse

Jaekyung se estaba quedando sumido en sus pensamientos, enfrentando la realidad de sus acciones.

Quería redimirse. La luz tenue de la habitación apenas iluminaba la carga emocional sobre sus hombros.

Saliendo del cuarto de baño, Jaekyung se colocó solamente ropa interior y su pants gris, en un momento de introspección profunda, sumido en sus propios pensamientos mientras está solo en la habitación. Sus ojos recorrían la estancia, pero su mente estaba lejos, atrapada en la madeja de emociones y reflexiones.

— ¿Qué he hecho? — dijo Jaekyung consigo mismo, su voz apenas era un susurro. Se sento en el piso junto al enorme ventanal de su hogar, observando las luces de la ciudad, recargando su peso en sus manos.

— Lo traté como un objeto, un juguete sexual, una herramienta para mi propio beneficio. Pero, ¿quién es Dan realmente? — se preguntaba Jaekyung en voz alta — Nunca llegué a conocerlo bien mientras estuvo aquí.

Dejó de apoyar el peso de su cuerpo, mirando su reflejo en el ventanal, y empezó a mirar su cuerpo, tan bien definido, musculoso, fuerte, una máquina de matar y dulce para los ojos para aquellos con los que se acostaba. Y podría atraer a cualquiera usándolo. Sobre todo sabiendo que tanto dinero tenía.

Y sabía perfectamente que ninguna de estas cosas podrían hacer que Dan volviera con él.

Recuerdos de momentos en el ring, de  victoria y triunfo, surgían en su mente a modo de flashbacks.

En ese espacio, Jaekyung se sentía invencible, capaz de doblegar a cualquier oponente y salir victorioso. Sin embargo, al adentrarse en su interior, el luchador se enfrenta a la vulnerabilidad y la confusión que yacen ocultas.

— En el ring, soy fuerte, soy invencible, pero aquí... — dijo Jaekyung, señalando su cabeza — Me siento débil... Y perdido — confiesa, su tono cargado de autocrítica y una sinceridad que raramente comparte con alguien más.

Jae se frotó la frente, como si tratara de aliviar un dolor de cabeza causado por el conflicto interno.

— Siempre he visto a las personas como objetos a mi disposición, pero a Kim Dan, desde que fue, yo ya no lo veo así — murmuraba, sintiendo el peso de la verdad sobre sus hombros.

Mientras decía esto, comenzó a tocar su hombro lastimado, la única persona que lo atendió para aliviar el dolor fue él.

La culpa se cernía sobre él. Aunque ha alcanzado la cima en el mundo de las peleas, en su batalla interna, se da cuenta de que aún tiene mucho que aprender sobre la complejidad de las relaciones humanas y la verdadera fuerza que emana de la empatía y el respeto.

Solo, en su opulenta casa, rodeado de objetos caros y lujosos que en algún momento consideró algo.

Sin embargo, en medio de esa opulencia, la frialdad de su hogar era evidente. Observaba a su alrededor, sintiendo la falta de algo más, algo que el dinero y la ostentación no proporcionan.

— ¿Es esto lo que realmente quiero? — se preguntó Jaekyung en voz baja, sus ojos vagando por las superficies brillantes y los objetos costosos que llenan su espacio vital.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora