Buenas tardes y bienvenidos un día más a Relatos de las Catacumbas. Soy Perséfone, la única mujer capaz de hacer callar a los residentes más temibles del Tártaro con un simple puñetazo en la pared. El relato de hoy trata de una criatura marina a la que conocéis muy bien, la medusa.
Os estaréis preguntando por qué os traigo algo tan normal como una medusa cuando estos días atrás he estado hablando mayormente de mitología y otras criaturas y elementos relacionadas con ella de una forma u otra. Pues bien, las medusas no son la excepción.
Por eso volvemos a las profundidades marinas, dónde residen nuestros protagonistas, los habitantes de las ciudades hundidas. ¿Creíais que sólo estaba la Atlántida? Claro que no, hay decenas de ellas. Las leyendas de las sirenas actuales salen de estas criaturas, quiénes se esconden en lo más profundo de los océanos.
Abel fue acogido por estas criaturas, quiénes le enseñaron a vivir bajo el mar. Uno de sus alimentos favoritos son las medusas, tan blanditas como una golosina y cuyos tentáculos usan para sanar sus heridas. El veneno paralizante les ayuda mucho.
De hecho, Lilith cría medusas en su instituto de biología marina, situado en la isla de Maui, en Hawai'i, dónde ha ayudado a muchas de estas criaturas a recuperarse, aprendiendo sobre sus costumbres y remedios a pesar de no poder comunicarse con ellas. Aunque ella no sabía nada de Abel, ni siquiera le había llegado a capturar.
No hace falta que os diga que hay cosas que yo no puedo revelar, pero con este relato y el anterior sobre Abel os podéis hacer una idea de dónde se encuentra ahora. Nos vemos mañana con otro relato. O quizás no.

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Relatos de las Catacumbas
EspiritualPerséfone nos narra diferentes historias, reales o no, relacionadas con otras criaturas sobrenaturales como ella misma durante el mes de Octubre. Una por cada día del mes. Twitchtober mitológico organizado por Aquila_Inferna en Twitch, quién permite...