Boniatos calentitos

3 0 0
                                    

– Buenas tardes y bienvenidos un día más a Relatos de las Catacumbas. Soy Perséfone, compañera de baile de Hades. Hoy estamos en la azotea del edificio en el que vive Lucifer porque a Susanoo se le han antojado unos boniatos.

– ¡No es otoño sin boniatos cocinados con hojas secas! – grita Susanoo.

– ¿Hacía falta que los hiciera yo? – pregunta otra persona.

– Este que ha hablado es Kagutsuchi, el hermano mayor resucitado de Susanoo – explica Perséfone –. Es el dios japonés del fuego.

– Mi mito es muy corto. Maté a mi madre sin querer al nacer, mi padre me mató y mi cuerpo original se convirtió en las islas de Japón. Este que tengo ahora es nuevo.

Perséfone enfoca a Susanoo y Kagutsuchi, quiénes estaban arrodillados al lado de un montón de hojas secas. Susanoo tiene un rastrillo en la mano y Kagutsuchi pone hojas encendidas en la base de la pila.

– Lo que no sé es de dónde han sacado los boniatos – dice Perséfone.

– Oh, tengo algunos por aquí – explica Lucifer.

– Como podéis ver, Lucifer tiene aquí arriba un jardín privado dónde cultiva todo lo que el clima de aquí le permite. Hades está por ahí sentado, porque adivinad quién tiene también un árbol de granadas.

– Es pequeñito, pero son jugosas. Aunque no se pueden comparar con las del inframundo.

– Eso jamás. Me encargué personalmente de que fueran las mejores de todas.

– Como debe ser.

– Querido, estoy aquí.

Perséfone enfoca a Hades, quién come una granada. Le sonríe con los ojos llorosos.

– ¡Ah! ¡Quemaquemaquema! – grita Loki, haciendo que Perséfone le enfoque.

– Te han dicho que fueras con cuidado, papá – le riñe Hela.

Loki hace saltar el boniato en sus manos bajo la atenta mirada de su hija antes de que Kagutsuchi le alcance un papel de periódico para que lo envuelva. Una vez lo tiene asegurado, le pega un buen mordisco, quemándose la boca entera.

– Es que no aprende... – se queja Hela.

– Traigo castañas – dice Ezequiel, llegando en ese momento con un saco.

– Tráelas – pide Kagutsuchi -. Ya me encargo de ellas.

– Bueno chicos, hasta aquí el jardín de Lucifer. Mañana terminamos con esta sección.

Relatos de las CatacumbasWhere stories live. Discover now