Capítulo 8: Rike, helado Rike

19.8K 2.5K 359
                                    


Si debía ser sincera, el cruce era una cruel tortura una vez que el hielo rojo había hecho efecto.

Aun cubriendo mis orejas para no oír nada y manteniendo los ojos cerrados, podía sentir perfectamente su presencia mientras nos seguía. Más de una vez Robin se detuvo para recordarme que debía resistir cuando notaba que mi control comenzaba a quebrarse un poco. No entendía cómo él lograba hacerlo. Había sangrado sobre hielo rojo también, pero no hubo un solo instante en que desvió su mirada del frente o se desvió de su objetivo de salir de aquí cuanto antes. A veces se tensaba, prueba evidente que no era inmune. En más de una ocasión levantó una mano y el hielo cercano se fragmentó en mil pedazos para acallar una voz que no oía.

Recuperó mis armas al encontrarlas en el camino, pero de nuevo no me dejó portarlas. Era lo mejor, prefería no imaginar el riesgo de perder el control de nuevo y armada. Ella no les hubiera tenido piedad. Me hubiera engañado para matarlos a todos sin siquiera notar lo que estaba haciendo. Era una suerte que en ese sentido Robin fuera una cosa molesta de matar. Aunque seguía preocupándome cómo se había hecho sus heridas anteriores. De tener el corazón en su lugar correspondiente, estaría bastante muerto a juzgar por la herida en su pecho.

El aire helado de Rike nunca se sintió tan bien como cuando me dio de pleno en el rostro apenas logramos llegar al exterior. La nieve se hundió suavemente bajo mis botas y no pude alejarme mucho antes que mis piernas cedieran también, mi cuerpo más roto de lo que había imaginado. Estaba segura que el escozor en mis extremidades era a causa de algunos huesos quebrados curándose. Robin se sentó a mi lado sin decir palabras. Me entregó su pañuelo para que pudiera limpiar la sangre de mi piel, algunas cosas nunca cambiarían.

—¿Qué haces aquí? —pregunté mirándolo de lado.

—Evitando que te hagas daño sin saberlo al parecer.

—No. Me refiero a por qué sigues aquí. No es bueno que estés en dos lugares a la vez al mismo tiempo, tan cerca. ¿Cómo te sientes?

—Puedo aguantar un poco más —respondió sin emoción y suspiré al devolverle su pañuelo.

—Gracias. Holland...

—Los demás están bien. Deberían salir en un rato —dijo chequeando uno de sus relojes.

—¿Y qué hay de ti? —pregunté—. Esas heridas no lucen superficiales.

—Supongo que estabas muy fuera de ti para notarlo. Un cambiaformas murió, tu hermano sangró por eso, no se me ocurrió desarmarlo entonces —respondió Robin sin mirarme—. No es un error que cometes dos veces. Tampoco me encontraba muy bien como para pensar en eso y mi magia no había regresado del todo. Kian apenas podía mantenerlo a raya. Es bueno que la gente tenga problemas para entender que literalmente no hay corazón que atravesar cuando me atacan. ¿Verdad?

—¿Te enfrentaste a Vali?

—Más bien como que me dio una paliza, y eso que tenía un drapsmann de mi lado. Es más peligroso de lo que luce.

—Es un Loksonn.

—Costó bastante pero logramos reducirlo, supongo que el hecho de no morir tan fácil ayudó bastante para tomarlo por sorpresa. Estaba completamente descontrolado.

—No me sorprende, sus demonios deben ser peores que los míos. ¿Nadie más sangró?

—Kian —dijo él y suspiré.

—Dicen que los drapsmann, cuando se entrenan, deben cortarse cada día con hielo rojo para aprender a tener un perfecto control bajo cualquier situación. No me sorprendería si es inmune. ¿Y tú?

R es de Reina-Como-Debes (#3)Where stories live. Discover now