Capítulo 12: No involucres sentimientos

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Una sola vez había cometido un error imperdonable, una sola vez la expectativa ante una nueva travesura me había cegado e impedido considerar el verdadero peligro. Para los demás, no tanto para mí. El peligro siempre existía, ninguna aventura sería emocionante sin tal, pero a veces era demasiado fácil olvidar que mi sangre era más resistente que lo promedio. Los demás lo hacían. Tendían a quedarse en el camino por propia voluntad al comprender que no llegarían más lejos, y yo los ignoraba. Era una cría tonta e ingenua, que no hacía más que quejarse de la academia y romper las reglas por las noches. Solo una persona siempre me había seguido hasta el final, sin importar lo que implicara, sin importar si era capaz.

Al ver a Bass entrenando, no pude evitar que el viejo miedo regresara. No era porque estuviera destruyendo a Robin en un duelo, el brujo podía saber algo de esgrima y poder llevar un enfrentamiento sorprendentemente bien para lo que una esperaría, pero Bass seguía siendo el cambiaformas más dotado para el combate que conocía. No era profesor por nada, ni mi mejor espada por nada. Incluso para mí representaba un desafío pelear limpiamente con él. De no ser tan egoísta, le daría el título de drapsmann con el que cualquier niño cambiaformas soñaba. Pero ya una vez casi había perdido a mi mejor amigo por su ciega lealtad hacia mí, no permitiría que volviera a suceder.

Para el ojo inexperto, sería evidente cuál de los dos la estaba pasando peor. El brujo tenía bastantes cortes superficiales y golpes, pero como cualquier niño pequeño obsesionado con algo no dejaba de levantarse e intentarlo de nuevo. Lo sabía por experiencia, no había modo alguno de detener a Robin cuando algo se le metía en la cabeza. No era como si importara, la magia podía curar enseguida cualquiera de esas cosas. Para mí que había tenido con Bass más duelos de los que podía recordar... Su apoyo en el pie izquierdo no era del todo firme, su agilidad no era tan flexible como siempre al momento de sortear estocadas, y más de una vez tocó sus costillas allí donde sabía que el cuchillo lo había alcanzado.

—¿Peleas tan mal que ahora has pasado de niños a brujos? —grité desde donde los estaba observando y Bass sonrió al mirarme.

—No es mi culpa que el brujo sea el único aquí con quien es divertido hablar. ¿Sabías que existen las pulgas del papel? Al parecer podemos tener nuestra biblioteca infestada.

Suspiré incrédula, solo Bass. Al menos esos dos se estaban llevando bien, aunque preferiría no imaginar las idioteces que pensarían estando juntos. Entre las locuras que recitaba Robin y el hecho que Bass las creyera y alentara... Bueno, eso sí podía llegar a ser un verdadero peligro para la corte. No lo pensé mucho al momento de saltar el barandal y aterrizar sobre mis pies en el piso inferior. Nada como el aire de Rike para recordarle a mi cuerpo que a pesar de todo podía ser sano y fuerte, y pertenecía a un acróbata natural.

—Presumida —murmuró Bass.

—Idiota —respondí acercándome—. ¿No deberías estar descansando?

—¿Y tú no tendrías que andar por allí desalentando a un puñado de jóvenes nobles declarando que matarían por ti?

—¿Eso es cierto? —preguntó Robin confundido y me encogí de hombros.

—No es como que me importe si hacen duelos o quien resulte vencedor.

—Originalmente los Loksonn podían hacer lo que desearan, pero luego el asunto de la descendencia se volvió más importante cuando los números se redujeron a un solo heredero por vez así que empezaron los torneos para determinar la pareja. El vencedor sacaba el premio mayor —dijo Bass y le guiñó un ojo con diversión—. De ese modo también te asegurabas que el mejor guerrero de Rike estuviera al lado del Loksonn si había que defenderlo.

—¿Se supone que debo pelear también si la quiero para mí? —preguntó Robin y Bass rio fuertemente, sacudí mi cabeza en negación apenas conteniendo una sonrisa.

R es de Reina-Como-Debes (#3)Where stories live. Discover now