La bestia. Parte I

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Comenzamos a adentrarnos en aquel cetrino páramo, avanzando por un sendero ensombrecido por altos peñascos escarpados

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Comenzamos a adentrarnos en aquel cetrino páramo, avanzando por un sendero ensombrecido por altos peñascos escarpados.

De vez en cuando se oían alaridos lejanos, gruñidos proferidos por alguna diabólica criatura. No obstante, mientras las alas de Daniel no dieran la señal sabía que estábamos seguros.

Las plumas conservaban un brillo trémulo —quizá porque el lugar en sí mismo desprendía maldad o por la mera presencia de Argos—, pero nada alarmante.

Durante el trayecto tuvimos tiempo para conversar.

Le conté sobre la charla que había tenido con Vera, confirmando los recientes descubrimientos de nuestro parentesco, pero continué haciendo omisión al tema de la profecía.

Daniel profundizó la información concerniente a la magia y ‹‹los mundos mágicos››.

Cada paso que dábamos nos acercaba al volcán.

La atmósfera se tornaba más pesada, debido a las partículas cenicientas.

Las rocas habían adoptado un tinte amarillo limón, y cubrían la totalidad del terreno.

El olor a azufre era insoportable y me quemaba en las fosas nasales. La cabeza también había comenzado a dolerme debido al agotamiento, y la falta de alimento.

Pensé que muchos miembros del ejército debían sentirse igual, lo veía en sus rostros pálidos y descompuestos.

Después de un largo trecho, el tirano dio la orden para que nos detuviéramos. Indicó que se montara un campamento y se distribuyeran las provisiones. El primer gesto amable, después de tanto tiempo.

Cuando terminamos de instalarnos la noche había caído plena, aunque lo cierto era que con aquel febo embrionario —que aportaba exigua luz—todo el día parecía noche.

Daniel no estaba de acuerdo con la idea de acampar. Sabía que era debido al peligro que nos acechaba, pero debí recordarle que los mortales teníamos deseos y necesidades distintas a la de los supremos celestiales.

—Lo lamento. En la tierra llegué a experimentar esas necesidades, pero en este mundo ya no las siento—reconoció.

Algunos soldados habían armado una pequeña fogata al resguardo de las rocas; no podíamos llamar demasiado la atención, pero después de que el primitivo febo se ocultara—dando paso a una inmensa luna sanguinolenta, surcada por tres líneas verticales similares a marcas de garras—la gélides ambiental se hizo intolerante.

—No conozco aún la ‹‹Tierra Mítica››—le susurré a Daniel, que había decidido acercarse a la fogata al tiempo que montaba guardia—, pero seguro compensa este sitio de pesadilla.

—Te garantizo que lo hace en muchas formas. Pero, a pesar de lo horrible que te pueda resultar este reino, es necesario para nuestra supervivencia —comentó, con la mirada fija en las llamas. Las ráfagas de viento azotaban el fuego haciéndolo vibrar—. Cuando nos fuimos de la tierra, Iris debió crear un nuevo hogar y lo hizo tras este mundo por protección. Como te darás cuenta, no cualquiera es capaz de sobrevivir el paso por estas tierras.

Me sentí mal por los seres mágicos que tuvieron que renunciar a vivir en nuestro planeta debido la crueldad de la humanidad. El exilio siempre es duro. Pero, al menos, contaban con una sabia diligente que les había proporcionado el bienestar y la seguridad que necesitaban. En ese aspecto, esas criaturas habían sino más afortunadas que los habitantes de ‹‹El Refugio››.

—Fue muy inteligente de su parte —observé—. Iris debe ser una reina maravillosa.

—Más que nuestra soberana es nuestra madre, ella nos creó y ha hecho todo lo que estaba a su alcance para resguardar nuestra especie. Le debemos nuestro hogar actual... Pero, a veces, no puedo evitar pensar que somos prisioneros en el—confesó.

Estaba a punto de preguntar por qué, pero en ese momento las alas de Daniel se iluminaron por completo.

Tras aquella señal de alarma, ambos nos pusimos en guardia.

Demasiado tarde. Todo sucedió muy rápido.

Una bestial criatura saltó desde los acantilados y aterrizó frente a las llamas, cerrándonos de esta manera el paso.

Místicas Criaturas. El RefugioWhere stories live. Discover now