Capítulo 1: Gokudera Hayato

810 57 2
                                    

-... Che... todo es una mierda... - murmuró entre dientes, pateando una roca en el camino sin importarle a quien golpeo o que daño podría causar con ello. No le importaba, para nada, igual estaba solo y nadie se atrevía a acercársele (al menos no con buenas intenciones), solo lo miraban y murmuraban quien sabe qué, pero muy probablemente cosas malas, sobre él. Lo mismo de siempre, pensó de mala gana, siempre igual, nadie lo aceptaba solo porque era mestizo, no importa cuanto lo intentará, siempre era repudiado solo por eso, nunca se molestaban en mirar otra cosa que no fuera sus orígenes, eso lo hacía llenarse de ira. No era justo, simplemente no era justo, no era justo en lo absoluto, su procedencia no determinaba quien era o que podía o no hacer, así que simplemente no era justo... No importaba a que familia se dirigiera, siempre terminaba igual...

- Pero miren a quien tenemos aquí... el mestizo de nuevo... - Canto una voz burlona desde algún rincón cercano...

- Cállate idiota. - contesto sin siquiera pensarlo, no necesitaba nada de esto a-¡Crash!

- ¡Nadie me ordena que hacer insolente mocoso! - Dijo furioso el desconocido tomándolo por el cuello y lanzándolo contra una pared de un callejón duramente. - Te daré una lección-

-... Muévete hacia la izquierda...

No sabía de dónde provino la segunda voz, pero obedeció, esquivando un puñetazo que iba directo a su cara, y automáticamente sacó sus dinamitas...

- ¡No lo hagas!, ¡no en este lugar!

Brevemente registro que la voz era un poco femenina, pero pertenecía a un chico. Sin embargo, no le hizo caso y encendió las bombas que había sacado y las lanzó por todo el lugar sin pensar. Nadie se metía con él y nadie le decía que hacer, no estaba buscando problemas de todos modos. Sonrió y se río al verlos salir a todos despavoridos, ignorando todas las amenazas que le eran lanzadas a su persona, sin darle importancia alguna, nunca lo hacía y no empezaría ahora... Perdió su sonrisa al darse cuenta de una cosa: estaba rodeado de sus propias bombas, y no tenía el tiempo suficiente como para salir a tiempo, estaba condenado a explorar junto con ellas... Trago saliva nerviosamente y cerró los ojos, esperando su fin, sin querer ver lo que iba a pasarle...

Luego de casi un minuto, los abrió curioso, no había pasado nada y esas bombas estallaban rápido... Rayos, ¡las había comprado por esa misma razón!, pero suponía que tenía que agradecer de sobremanera en lugar de bombardear al vendedor por haberle vendido bombas defectuosas... Pestañeo varias veces, sin poder creer lo que veía y hasta un poco asustado, pero aun así se armó de valor y se agachó... Tomo una casi rezando porque no fuera una mala broma y le estallará en la mano... Sí, no había ninguna duda ahora, magnífica y misteriosamente todas estaban apagadas mágicamente al parecer, como si nunca las hubiera encendido... cosa que era errónea porque las mechas tenían las puntas quemadas... y nada estaba mojado...

- Espero que estés feliz con esto... - Susurró una voz muy cerca, como si le hubieran susurrado al oído, una voz aliviada y sumisa por alguna extraña razón que no sabría decir...

Con miedo, ahora si tenía miedo porque estaba bastante seguro de que estaba solo, miró a todos lados con prisa. No había nadie, no había absolutamente nadie, estaba completamente solo... Pero... si hubiera estado completamente solo... estaría muerto, ¿verdad?

-... Gracias... seas quien seas... o lo que seas... - Le tomó algo de trabajo decir, ¡podría ser un alíen que quería hacer experimentos con él por todo lo que sabía!

No espero ninguna respuesta, dudaba que fuera a recibir una y francamente no quería empezar a dudar de su cordura... otra vez. Así que se levantó, guardo sus bombas (las compro, no las iba a dejar perder) y estaba a punto de irse cuando la misma voz hablo de nuevo:

An Unwanted WishWhere stories live. Discover now