Capítulo 4: Hibari Kyouka

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La vida era increíblemente aburrida y monótona. Ese era el pensamiento de Hibari casi todos los días, pues siempre era lo mismo: los herbívoros rompían las reglas y el los mordía hasta la muerte. Si, era increíblemente satisfactorio morder a la gente hasta la muerte, al menos las primeras veces, luego se volvía... redundante, y estúpido. Los herbívoros no eran listos, sabían bien que si rompían las reglas serian mordidos hasta la muerte, pero no hacían caso.

Se había vuelto rutina, y las rutinas no eran muy divertidas que digamos. No había emoción, no había nadie con quien pelear y disfrutar de un buen combate. No, uno o dos golpes y eso era lo que bastaba, incluso con los mafiosos. Era una decepción, quería rivales fuertes, quería un desafío... pero al parecer no había nada que estuviera a su altura en esa ciudad. Era increíblemente decepcionante-

- Tira tu colchón fuera de la ventana. - Oyó a alguien decir cerca de él.

- Herbívoro... - Nadie, nadie le ordenaba-

- Tira tu colchón fuera de la ventana. - El tono empleado requería obediencia total, y como si por si solo ese tono de voz no fuera suficiente: - AHORA.

Hibari no sabía la razón, pero solo el tono autoritario lo había hecho moverse. Solo sabía que debía de obedecer. Nunca había oído un tono como ese, uno que exigía obediencia sin rechistar. Ni siquiera había visto quien hablo, pero aun así fue corriendo al salón en donde se encontraba su colchón para las siestas y lo lanzo de una patada afuera, dejándolo caer algunos pisos y finalmente aterrizar en la arena. Ni un minuto después, Hibari se llevó la gran sorpresa de ver a alguien caer y rebotar en el colchón, y fue más su sorpresa al ver que era el beisbolista estrella.

Hibari no era estúpido, quizás demasiado inteligente. Él tenía una idea ligera de que pasaba con ese chico, mas no era su problema. No obstante, no llego a pensar que ese chico, teniendo tal talento en béisbol, fuera a tomar tal decisión. Claro, Hibari no era ciego, él sabía que a ese chico lo utilizaban mucho por su popularidad, pero no sabía ni entendía porque el chico se dejaba usar. Quizás, un poco demasiado tarde, Hibari se dio cuenta de que le había salvado la vida a alguien quien intentaba cometer suicidio en su institución.

-... Sabias lo que iba a hacer... - Hibari gruño, entrecerrando los ojos, y viendo cómo se llevaban al chico en una ambulancia, a pesar de estar relativamente bien.

- Si, pero no podía hacer nada. - Hibari quiso rodar los ojos, si lo había hecho, a través de él.

- Tsk, podrías haberlo hecho-

- Mira detrás de ti, y trata de terminar esa frase. - Fue la respuesta casi triste.

- Tsk, herbi... - No había nadie. ¡No había absolutamente nadie!

- Se lo que estás pensando, y déjame decirte que esto no es magia negra, ni estás loco, ni es producto de tu imaginación... - En realidad, Hibari aún no había pensado en nada. Solo que estaba hablando solo o que alguien le había hecho una broma, y ese alguien iba a ser mordido hasta la muerte. - Puedes decir que soy un fantasma, aunque la verdad... no lo soy, pero no sé cómo explicarlo tampoco... - Eso sonó tan patético... ¿Esa era la misma voz de antes?, ¿aquella que lo hizo obedecer sin chistar?

-... - ¿Qué demonios se suponía que debía pensar de todo esto?, oh, un momento... - Nombres.

- ¿Eh?

- Nombre, dame nombres de los que provocaron esto. Provocar que un estudiante quiera comentar suicidio es contra de las reglas, y por tanto serán mordidos hasta la muerte. - Además, le serviría de entretenimiento.

- ¿Eeehhhh? - Lo siguiente que siguió, dejo a Hibari de muy mal humor el resto del día: - HIIIIIIIIIIIEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

Por supuesto, Hibari no pudo (no logro) morder hasta la muerte a la voz sin cuerpo, pero el salón requería una remodelación total, y un gran grupo de estudiantes fueron hospitalizados ese día. La voz sin cuerpo fue, en la opinión de Hibari, lista y/o lo suficientemente cobarde para irse por donde sea que vino, o quedarse callado por toda la semana que siguió. Más tarde, Hibari se dio cuenta que se había ido, o, mejor dicho: había cambiado de víctima.

An Unwanted WishWhere stories live. Discover now