Capítulo 3: Ryohei Sasagawa

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- ¡Los espero mañana al extremo!

- ¡Claro!, ¡nos vemos mañana!

Al sonar las puertas y quedar solo en el club de boxeo, Ryohei sabía que no iban a volver. Nunca lo hacían, nadie realmente venia por querer participar, y quienes lo hacían eran raros casos. No, la mayoría venia solo para reírse y burlarse, a espaldas de el por supuesto. Era el hazme reír de los club, y quizás uno de los más notorios en la institución como tal. De seguro daban por sentado que él no sabía nada, que no oía nada, pero la verdad era que si sabía.

Sabía que muchos creían que era un estúpido y un cabeza hueca, que era un gritón y que tenía una obsesión no muy saludable con el boxeo y con lo extremo. También había oído bromas y gente quejándose de su voz, de sus "gritos", y mayormente del uso de la palabra "extremo". Ah claro, tampoco faltaba aquellos comentarios acerca de que llevaba "años" atrasado en la escuela y sobre lo pobrecita que era su hermanita por tener a alguien como el de hermano, así como los comentarios y apuestas de que ella se graduaría primero que él.

Nada de eso le molestaba, la verdad. Su pasión era el boxeo y eso no iba a cambiar, si no podían entenderlo no era su problema. Él era feliz así, disfrutaba lo que hacía, y su hermana era feliz por el también. Solo tenía que ignorarlos, como siempre, así que no había ningún problema. Ese método lo había salvado muchas veces de bromas pesadas y de malos encuentros. Ryohei sabía que muchos odiaban su voz, así que nunca aceptaba nada de otras personas, y siempre iba preparado para una pelea.

Tenía mala reputación con los profesores, no solo por sus notas tristemente. Si había algo que no podía dejar pasar era que se metieran con su hermana, lo cual pasaba, incluso ahora. Su hermana es una bendición de Dios, haría lo que fuera para protegerla... incluso de sus pretendientes, los cuales no dejaban de crecer de número y aun peor: cada vez eran peores. Ya estaba que harto que trataran de forzarla a citas, entre otras cosas. Lo peor hasta ahora había sido apostarla. ¡APOSTAR A SU HERMANA POR DIOS!

Eso no termino para nada bien, ni siquiera recordaba con claridad a cuantas personas metió en el hospital. Ryohei estaba más que furioso ese día, y muchos fueron víctimas de su rabia, en especial aquellos quienes pensaron que sería una buena idea apostar como premio a una chica sin su consentimiento cuyo hermano era un boxeador extremo. No termino bien para ellos, ni para el boxeador. La única razón por la cual no fue expulsado de la institución se debió a su hermana, a Hana, y a otros pocos quienes explicaron la situación. Ryohei fue suspendido por casi 3 meses, quizás un poco más, por su uso de violencia, y básicamente se llevó una larga reprimenda por no haber manejado la situación con los adultos y sin golpes. Lo más importante era: sin golpes.

Mucho estaban pidiendo de él, la verdad. Mucho estaban pidiendo de un hermano mayor sobre-protector, y parecían no saberlo. Eso o se estaban haciendo la vista gorda, lo más seguro era la segunda. Por los momentos estaba bajo amenaza: un acto de violencia significaría su expulsión, sin importar los motivos. Era muy injusto, pero no podía hacer nada al respecto.

- Hey, Kyo-

El boxeador fue cortado al encontrarse con la vista de su hermana siendo acosada una vez más por un chico... de al menos dos años por encima de ella. Ryohei sintió su ira subir, pues cómo se atrevía ese chico a acorralar a su hermana contra la pared y tratar de manosearla cuando ella claramente no quería y decía que no?

- No hagas nada. - Oyó decir a alguien justo detrás de él, muy calmado. Demasiado calmado.

- Infe-

- No hagas nada. - Volvió a repetir la voz, esta vez tenía una autoridad que requería que obediencia total.

La impotencia del boxeador subió a niveles muy altos, junto con su ira, pero todo eso fue dejado de lado ante lo que siguió:

An Unwanted WishWhere stories live. Discover now