Capítulo 10: Iemitsu Sawada, Nana Sawada, Timoteo Vongola

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- Esto es el paraíso... - Dijo con gran felicidad, tomando un sorbo de su coctel y sintiendo el sol sobre su piel.

El aire fresco soplaba con frecuencia, y las olas del mar golpeaban pacíficamente contra la costa, de un color casi transparente, dejando ver a las criaturas y objetos que dentro del agua se encontraban, como, por ejemplo: los cangrejos, las piedras, algunos peces, entre otros. Algunos se encontraban acostados en la arena, disfrutando del sol y de la brisa, por no hablar de la suavidad de dicha arena en contra de su piel. Otros estaban surfeando sobre las olas, haciendo diversas acrobacias y disfrutando del momento, aunque algunas veces ocurrían accidentes y terminaban cayendo fuera de la tabla de surfear momentáneamente. Otros estaban sentados o acostados en una silla, con una mesita al lado que tenía una radio, bebidas e incluso aperitivos, perfectamente a salvos del sol gracias a un paraguas. Otros hacían castillos de arena, reunían caracolas, o solo iban de paseo, o incluso estaban en una cita.

- ¡Señor!, ¡Señor! – Llamo alguien, corriendo hacia un anciano que bebía felizmente de su preciado coctel. A diferencia de la mayoría de los presentes, esta persona usaba un smoking negro, y en general tenía un aspecto muy profesional, tal y como si fuera un guardia de seguridad.

- ¿Uh? – Aunque por fuera solo aparentaba confusión, por dentro estaba teniendo una pequeña rabieta, pues quería disfrutar sus merecidas vacaciones en paz y temía que esto fuera algo relacionado con la mafia con la cual quería desligarse con la parte de trabajo. ¡Ya había firmado demasiados papeles en su vida por el amor de Dios!

- Su hijo Xanxus y sus guardianes están aquí, junto con un grupo mixto de civiles y mafiosos, y exigen verlo, mi señor. – Dijo manteniendo su expresión seria y casi inexpresiva, como si solo informara de las noticias.

-... Ah, déjalos entrar. - ¿Qué de otra le quedaba?, esperaba que esta vez no fuera porque habían volado un país, ya la semana pasada se habían destruido una sede de gobierno... ¿cuál había sido?, ya ni se acordaba.

Unos minutos más tardes, solo una cosa pasaba en la mente del anciano: cuando le habían dicho un grupo mixto de gente, ¡no se esperó un grupo mayor de 5 personas!

- ¿Smoking Bomb Hayato? - ¿Qué hacia este tipo aquí incluso? - ¿Muku-

- Kufufufu, un placer conocerlo, Nono Vongola. – El ilusionista no se inclinó ni nada, solo sonreía burlón. – Tranquilo, no voy hacer nada, vengo en son... vengo en son de Tsunayoshi. – No podía decir en son de paz, porque si Tsuna decía que se fueran a la guerra, todos se irán a la guerra, por ejemplo.

-... ¿Qué has dicho? – O se estaba haciendo viejo, o se estaba volviendo senil o-

- Ha dicho en son de Tsunayoshi, viejo. – Gruño Xanxus, pegándose del pico de una botella de ron que básicamente acababa de robar de una mesa que pertenecía a quien sabe quién.

- Ma Ma, en son de paz en verdad, jajaja-

- ¡Idiota-¡KABOOM!

En silencio, Nono se quitó las cenizas de la cara y entendió perfectamente bien que-

- Por irrumpir la paz y aglomerarse herbívoros, ¡los morderé hasta la muerte!

... que estaba en frente de un grupo que era básicamente un grupo de guardianes. ¡Eran muy volátiles-

-... debo... d-debo... mantener... l-a... cal-alma... - ¡Puff! – Yare, yare... - El adolescente pestañeo, y casi deja caer su cigarrillo. – Esto no terminara para nada bien, ¿no es así? – Se dijo mas así mismo que otra cosa.

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