Capítulo 18 "La maldad en persona"

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Julie se sentó junto a Zed en la cornisa del edificio, el portador se encontraba admirando el firmamento, su mirada moviéndose de una luz de color a otra. La joven decidió prestarle atención a las formas que se veían de vez en cuando y admirarlas con otra perspectiva, tal como había dicho Zed el día que se conocieron, algunas veces se podían identificar formas en los colores: flores, personas, incluso lugares, no era nada extremadamente detallado, pero ahí estaban.

Solo era necesario que forzara sus ojos a percibir más allá de lo inicial para notar la magia que estaba en cada rincón del mundo onírico, aunque Julie debía admitir, que ninguna vista, ningún lugar, ninguna maravilla podría compararse con el cielo sobre sus cabezas.

El primero en romper el silencio fue Zed.

— No he logrado dejar de pensar en Moira.

—Yo tampoco.

Era cierto, después de culminar la visita en el hospital, cada uno se había marchado a su casa con el corazón apesadumbrado, despidiéndose sin muchas energías, más que nada Camille. Era imposible no sentirse así después de verla, su estado actual no es envidiable y considerando que ellos sabían que su alma había sido separada de cuerpo a la fuerza, que estaba atrapada en el mundo onírico y que sus recuerdos eran una maraña dudosa.

Además, llevar diez años desperdiciados de su vida, de su juventud, pasar de tener un cuerpo de quince años a uno de veinticinco. Julie ni siquiera podía pensar en lo que se debía sentir despertar para encontrarse con una noticia lastimera de esa magnitud, debía ser una de las sensaciones más horrorosas que alguien podría vivir.

— Creo que deberíamos preguntarle a uno de los guardianes más antiguos con respecto a Moira —opinó Julie mirando el fragmento de su rostro que se reflejaba en el filo de su espada.

— Sí, creo que sería un buen punto de partida —aceptó Zed.

— Pero, Julie recuerda que al preguntarle a Sascha ella parecía confundida, incluso sospechosa —intervino Rize, logrando que la joven recordara el breve encuentro que había tenido con esa guardiana. Su guardián tenía razón, la joven dudaba que si le preguntaban de nuevo a Sacha la respuesta sería diferente.

— Ella no deber ser la única guardiana que hay ¿O sí?

— Para nada —concordó Rave con seriedad— Es difícil dar con su paradero, pero podemos preguntarles a algunos... En esta ciudad casi no hay, pero si nos dirigimos a una ciudad más grande de seguro veremos a alguien que nos pueda ayudar.

Julie no podía creer que Rave fuera colaborativo en lugar de hacer sus típicos comentarios sin sentido, de seguro al guardián le había afectado ver a la joven en el hospital. Era comprensible, no había sido el único, ni mucho menos, en todo el camino de regreso a casa Rize se la había pasado hablando de distintas maneras en las que podrían ayudar a Moira.

Es más, había llegado a la conclusión de que el poder de Julie podría ser de mucha utilidad para revelar el misterio, considerando lo que había ocurrido la vez que Moira destruyó al espectro.

— ¿Deberíamos buscar a Moira para llevarla con nosotros? De seguro verla será de gran ayuda para alguien que sepa algo sobre lo que le sucedió —mencionó Zed mientras se levantaba y miraba calle abajo a una pesadilla que saltaba zigzagueando de un lado a otro, era bastante pequeña pero su cuerpo le permitía moverse con rapidez.

— ¿Moira? —pronunció una voz a sus espaldas, logrando que todos los presentes se giraran para ver quién se había unido a su conversación.

Se trataba de una mujer con una espesa cabellera rojiza y labios gruesos del mismo color, su rostro lucía una apariencia angelical y sus brillantes ojos azules los miraban con amabilidad. Ella tenía un ceño fruncido en el rostro que ensombrecía ligeramente su belleza, había entrelazado ambas manos al frente de su cuerpo e inclinaba la cabeza como si estuviera confundida.

IlusiónWhere stories live. Discover now