Capítulo 27 "Una promesa inquebrantable"

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Zed abrió los ojos sintiéndose muchísimo mejor al estar en el mundo onírico y olvidar durante la noche sus responsabilidades, cuando sus hermanos lo habían llamado esa tarde hablándole sobre una emergencia, él pensó lo peor, pero al llegar a casa resultó que su padre simplemente había tenido un pequeño lapso de confusión en el que no reconoció a Lucas, su hermano más pequeño, quien solo tenía quince.

Entonces el chico se había asustado y lo único que se le ocurrió hacer fue llamar a Zed, últimamente su padre tenía aquellos intervalos de poca lucidez con más frecuencia, lo que estaba complicando su día a día, pero Zed se encargaba de llevarlo a sus terapias y con su doctor en caso de ser necesario. Al su padre ya no ser un adulto con la capacidad de encargarse de sus tres hijos por su cuenta, Zed se había visto en obligación de llamar a su madre, por suerte, la mujer se mostró comprensiva y se comprometió a ayudar tanto como fuera posible.

Lo que hizo que el desprecio que Zed sentía por ella disminuyera un poco.

Las cosas en su vida parecían mejorar lentamente, con el paso de los años la enfermedad de su padre empeoraría pero él se estaba preparando para lidiar con ello y en caso de no ser suficiente, tendría que enviar a Lucas y Nicholas, sus hermanos menores, de regreso con su madre, aunque ellos no quisieran.

Zed de verdad esperaba que las cosas no llegaran hasta ese punto.

Por otro lado, ese mismo día había compartido tiempo con una persona a la que cada día le tenía más aprecio... Camille o Julie, ambos nombres le encantaban, eran tan femeninos y dulces, a la par con su personalidad. Él jamás pensó que ella podría ser tan comprensiva y valiente, se alegra muchísimo de haber seguido aquel zorro blanco la primera vez que lo vio y aún recordaba la expresión escéptica de Camille el día que llegó al mundo onírico.

— Detesto cuando sonríes así y no sé por qué, siento que me estoy perdiendo de alguna broma —hablo Rave.

— Simplemente me estaba acordando de cuando Julie llegó al mundo onírico.

— Oh, te comprendo, todo lo relacionado con ella me causa gracia... Sobretodo, cuando intentó hablarte en el mundo terrenal y luego se acobardó cuando vio llegar a tu novia —se carcajeó Rave.

Desde el día en que Zed se había dado cuenta de que ambos estudiaban en la misma universidad, se sentía emocionado por poder compartir más tiempo con ella y Rave, ese mismo día, le había contado sobre el juramento que ella había hecho con tal de que el cuervo mantuviera el pico cerrado... Algo que le había costado mucho a Rave mantener en secreto, tanto, que no le importó cuando perdió ese favor que Julie le debía.

— Miriam dejó de ser mi novia —aclaró Zed— para empezar, ni siquiera sé por qué comencé a salir con ella.

— ¡Yo sí! —manifestó Rave mientras ambos salían de la casa del portador y comenzaban a buscar pesadillas— ella fue muy insistente ¡Nunca me agradó!

Zed negó con la cabeza sin estar dispuesto a seguir con el tema de conversión, no quería arruinar su buen humor, por fin había terminado toda la pesadilla con Sabrina y ahora simplemente quería continuar con su labor como portador, pasando sus noches junto a Julie en en el mundo onírico, cazando pesadillas y pasando un buen momento, bueno, también con Rose y Jeremy, Zed no podía negar que aquel chico le había agradado y además, tenía un poder impresionante.

— ¿Cuánto crees que tarde en suceder mi próxima predicción? —le preguntó Zed a Rave, pasando su guadaña de una mano a la otra.

— No lo sé —admitió el cuervo— quizá tu poder demoró tanto en manifestarse debido a su complejidad, más adelante, cuando lo controles del todo... Seguramente podrás tener predicciones cada vez que lo desees, como si las invocaras.

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