Capítulo 8: Respuestas.

21 6 14
                                    


—¡Arréstenlo! —aquella orden resonó en toda la habitación

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡Arréstenlo! —aquella orden resonó en toda la habitación.

De un momento a otro el príncipe heredero estaba siendo sometido por los guardias del palacio, mientras que el emperador se colocó a mi lado poniendo una de sus manos sobre mi hombro.

—Padre. ¿Por qué me haces esto? —preguntó Vasile indignado una vez fue retenido.

—Utilizaste tu poder para crear pruebas falsas, difamaste a la familia que más se ha sacrificado por este imperio e ibas a llevar a la muerte a un hombre inocente. —explicó el emperador observando a su hijo con rabia. —De verdad, me lo esperaba de tantas personas, pero jamás paso por mi cabeza que tú harías algo como esto. —confesó notablemente decepcionado. —Llévenselo. —ordenó llevando la vista hacia una de las esquinas del cuarto, tratando de ignorar las maldiciones y suplicas que el príncipe soltaba a medida que se alejaba.

—Espere un momento. —susurré de entender todo lo que acababa de pasar. —Eso significa que...—traté de hablar al asimilar todo el panorama, pero fui interrumpida por el monarca.

—Así es. Tú padre no hizo nada malo. —contestó Víctor. —Trabajare lo que sea necesario para que el apellido Ainsworth no se vea afectado en lo que absoluto por este incidente. —agregó logrando que una sonrisa se pintara en mis labios.

—Muchas gracias emperador. —agradecí con sinceridad realizando una reverencia.

—No hay nada que agradecer, joven Ainsworth. De hecho, lamento mucho el que tú y tu familia hayan tenido que pasar por esto. —se disculpó notablemente avergonzado. —Ahora ve, será mejor que te reúnas con tu padre, está esperándote en la salida. —no pude evitar asentir y salir corriendo al escucharlo.

Tan pronto llegué a mi destino posé los ojos sobre papá, se veía terrible: estaba más pálido de lo normal permitiéndome ver los diversos moretones y heridas que tenía con una claridad alarmante, había adelgazado varias libras provocando que se viera deplorable. A pesar de que en sus labios secos y agrietados había una sonrisa, sus ojos cansados me demostraban que no se la había pasado nada bien en los calabozos del castillo.

—Papá. —susurré destrozada al verlo en ese estado, las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos provocando que se me nublara la vista.

—Ven aquí, pequeña. —dijo él abriendo sus brazos, a los cuales salté sin dudar y sin importar lo que los demás pensaran.

—Te extrañe. —confesé llorando a cantaros.

—Y yo a ti. —replicó el pelinegro riendo un poco mientras me abrazaba con fuerza.

.

.

.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La Bruja de Sangre.Where stories live. Discover now