Capítulo 21: Lealtad y Traición.

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Frio, lúgubre y perturbadoramente tranquilo, aquellas palabras definían perfectamente la cripta de la familia real

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Frio, lúgubre y perturbadoramente tranquilo, aquellas palabras definían perfectamente la cripta de la familia real. Era raro que eso cambiara, pues a nadie le atraía la idea de molestar a esos nobles restos, ya de eso se encargaban los pocos insectos que se colaban de vez en cuando.

Sin embargo, un día en el que la lluvia cubría la capital de Eternea, una joven cambiaria eso por unos instantes, dejando que el taconear de sus botas rompieran el silencio del lugar. Con un hermoso ramo de flores en sus manos, ella caminó hasta los nuevos ataúdes que recientemente habían sido colocados allí.

Tras dejar su ofrenda, se quedó observando el lugar de descanso eterno de Víctor y Vasile Pendragon. Se sentía extraña ante esas cajas decoradas con gemas preciosas, pues pertenecían a aquellos que hace tan solo tres meses se encontraban con vida, paseando a su alrededor.

—¿Castalia? —la nombrada salió de sus pensamientos para mirar a su mejor amigo, que también traía un ramo en sus manos.

—William. —ella sonrió mientras él se colocaba a su lado.

—No esperaba que estuvieses aquí hoy. —comentó el vampiro con curiosidad, colocando sus flores al lado de las que ya estaban.

—Yo tampoco, pero estaba cerca de aquí, así que decidí mostrar mi respeto. —explicó la bruja cruzándose de brazos. —Aunque estén vacíos. —confesó mirando con disgusto los ataúdes.

No importó el tiempo y la dedicación que invirtieron en la búsqueda, los cuerpos de la familia Pendragon no aparecieron por ningún lado. Es como si el suelo se los hubiera tragado, tal vez como un castigo por sus actos pasados.

—Es una verdadera pena que eso sea así. —se lamentó el pelinegro soltando un suspiro. —Aunque... ¿Crees que el antiguo emperador este conforme con nuestras decisiones? ¿Mis decisiones? —la bruja posó sus ojos sobre él mientras analizaba sus preguntas.

—Para nada. —respondió finalmente tras soltar un bufido. —Pero lo que ellos piensen ahora mismo es irrelevante. No es como si puedan venir a reprocharnos algo. Y aunque pudieran no tienen derecho alguno a hacerlo. —afirmo con tono burlesco. —Por ello, de quien debes buscar aprobación es de tu pueblo y de ti mismo, no de quienes ya no están. —se giró para encararlo. —Dime, William. ¿Estás contento con tus decisiones? —

—Yo...No los sé. —contestó con sinceridad. —Tal vez ahora nos encontremos en una relativa paz, pero tengo miedo de que más adelante eso se acabe. —agregó algo melancólico, apretando sus puños con impotencia.

—Eso es algo de lo nuestros "yo" nos ocuparemos en el futuro, por ahora procura mantener el presente estable sin carcomerte la cabeza demasiado. —dijo la de pelo carmín colocando una mano en el hombro del contrario. —Si te vuelves loco ahora echaras a perder lo que te espera mañana. —una sonrisa que transmitía tranquilidad se formó en sus labios. —Nos vemos pronto. —se despidió apretando un poco su agarre antes de separarse él.

La Bruja de Sangre.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum