❝ Y todos los caminos que tenemos que recorrer son tortuosos, y todas las luces que nos conducen allí nos están cegando.
Hay muchas cosas que me gustaría decirte,
pero no sé cómo❞
-𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫. 𝐄𝐧 𝐜𝐮𝐞...
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Amelie corrió a través de la oscuridad densa, pisaba con dificultad el pasto y era guiada solo por el sonido de los gritos de Ron.
Estaba completamente arrepentida de salir corriendo como si nada e incluso por la adrenalina se le había olvidado que tenía la varita en su bolsillo. Podía escuchar unos crujidos a lo lejos, por lo que se detuvo abruptamente, sus manos comenzaban a sudarle y su labio inferior temblaba levemente.
De pronto se escuchó un golpe seco y la voz de Rom resonó muy cerca de ella.
"¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso"
Amelie se echó a correr de nuevo solo para terminar tropezándose con el cuerpo de Ron que estaba tirando en el pasto.
Apenas y podía verlo, sostenía entre sus manos un pequeño bulto.
"¡Fíjate por donde te acuestas, Weasley!" exclamó arrodillándose para intentar levantarse y quitarle al animal.
"¡No es mi culpa que estes ciega!" gritó de vuelta, sintiendo como le quitaba de encima al bulto peludo.
Augusta maulló cuando sintió las manos de su dueña en su pelaje sucio.
"¿Gus? ¡Por Merlin! ¡Eres tú Gus!" exclamó con emoción apretando al pequeño animal entre sus brazos, él cual se dejó apapachar luego de no haber visto a su dueña en mucho tiempo.
"¡Amelie!" gritó Hermione llegando al lugar seguida de Harry. Entrecerró los ojos en la oscuridad solo para ver levemente el brillo de los anillos de la chica. "Tenemos que irnos. Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto"
Detrás de ellos llegaron los dos Slytherin completamente cansados de bajar la colina.
"Amy, vámonos ya o Snape nos castigará" habló entre pequeños jadeos. A su lado estaba Robyn que tenía el cabello pelirrojo desordenado.
Pero antes de que ella pudiera moverse hacia ellos o antes de que intentaran recuperar el aliento. Todos escucharon los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a ellos en la oscuridad: un enorme perro negro de ojos claros.
La luna apenas empezaba a mostrar su tenue brillo. Pero aún así, Amelie pudo verlo. Estaba parado detrás de Harry a unos metros de distancia. Sus dientes afilados se mostraban mientras gruñía, su pelaje negro se mezclaba perfectamente con la noche. Y sus ojos miraban directamente hacia abajo, al pelirrojo que aún yacía tirando en el pasto.
Ninguno tuvo tiempo de reaccionar y sacar su varita, el perro se abalanzó hacia enfrente; sus patas delanteras golpearon a Harry en pecho con un ruido sordo.
Y ella instintivamente retrocedió, su espalda chocó con Ron; que apenas se estaba levantando del pasto. El pelirrojo abrió los ojos de par en par cuando vio al animal prepararse para un segundo ataque.
