Capítulo 11

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No rompió su promesa. Cuando me desperté, podía sentir su calor irradiarse sobre mi cuerpo. No abrí los ojos para disfrutar el momento. Estaba tumbada sobre mi costado derecho, con el brazo derecho debajo de la almohada y el izquierdo encima de ésta. Raúl estaba justo detrás de mí, muy pegado, y tenía el brazo izquierdo encima de mi cintura y con los dedos trazaba círculos por mi vientre. El otro brazo estaba debajo de la almohada y tenía mi mano cogida.

Estuve así un rato, hasta que no aguanté más el silencio y dije:

-Es un placer despertar así por la mañana.

En respuesta, se acercó más a mí y puso su cara al lado de mi oreja. Sentía su respiración acompasada en mi cuello. Bajé mi brazo izquierdo y tiré del suyo. Entrelacé mis dedos con los suyos y empecé a trazar círculos con mi dedo en su mano.

-Me encantaría dormirme ahora mismo así, contigo -dijo.

Me dí la vuelta, para así poder mirarlo. Subí mi mano hasta su cara y la dejé en su mejilla.

-Te quiero -le dije mirándole a los ojos.

Le dí un beso y lo empujé hacia atrás, poniéndome encima de él. Separé mis labios de los suyos y dije jadeando:

-Me voy a la ducha. ¿Vienes?

-Eso no se pregunta. Ya sabes la respuesta. -dijo sonriendo pícaramente.

Nos metimos en la ducha cuando llegó el agua caliente. Me lavó el pelo, masajeándome la cabeza tiernamente. Le dí al grifo y me enjuagué. Cuando estaba terminando, me cogió por la cintura y me hizo girar. Nos quedamos mirándonos y él se fue acercando. Sobre mi pelo seguí cayendo el agua caliente, aunque no quemaba. Pegó nuestros cuerpos y unió nuestros labios en un beso bajo el agua.

Nos terminamos de duchar y, mientras que yo me secaba el pelo, Raúl preparó el desayuno. Antes de irme al salón para ver lo que había preparado, fui a mirar el móvil por si había llamado mi madre. En vez de eso, encontré que tenía un WhatsApp. Era Sergio:

"Mar :) Estaba pensando si te apetecería quedar hoy conmigo :D"

Me quedé un poco extrañada al leer el mensaje.

"Para qué?"

No tardó mucho en contestarme.

"Para ensayar el baile, para qué sino? :P"

Tenía razón. ¿Para qué otra cosa íbamos a quedar si no era para eso?

"Es verdad :$ Vale, cuando? Ahora por la mañana?"

-Mar, ¿vienes? -dijo Raúl mientras escribía el mensaje.

-Sí, ya voy.

Iba de camino cuando recibí la contestación de Sergio.

"Cuando quieras. Cuando te viene bien?"

-¿Con quién hablas?

-Es Sergio, que quiere que quedemos para ensayar.

-¿Hoy, Domingo?

-Si, ¿porqué? Le he dicho que mejor por la mañana, y así tenemos la tarde para nosotros -dije mientras me acercaba a él y lo cogía por la cintura.

-Vale, -dijo acariciandome la mejilla- pero me quedo con vosotros.

-Mm... cariño, yo... se que no quieres que estemos separados, pero no creo que a Sergio le guste que veas nuestra coreografía. Te podrías copiar. -le dije la última frase con una sonrisa pícara.

Se puso tenso y quitó la sonrisa de su cara, para dibujar una línea recta con sus labios.

-Venga, amor, no te pongas así. No va a pasar nada, estaré bien, como la última vez.

-Ya, si eso lo sé. Sólo que no me fío de ese ang... de ese Sergio.

-¿Estás celoso?

No contestó, sólo levantó la mirada por encima de mi cabeza.

-Raúl, mírame -dije, tirando de su barbilla hasta que se dio por vencido. -Yo te quiero a tí, ya lo sabes. Y no hay nadie ni nada que pueda cambiar lo que siento. -y tras decir esto, sellé la frase con un beso.

-Hay que ver cómo de convincente puedes llegar a ser -dijo Raúl separando un poco nuestros labios.

Sonreí agradecida y le dí otro pequeño beso.

-Lo sé. Bueno, ¿desayunamos o qué?

Pero antes de sentarme le mandé un mensaje a Sergio.

"Dentro de una hora estoy en tu casa. ¿Te viene bien?"

Enseguida obtuve respuesta:

"Perfecto, aquí nos vemos :*)"

"Ok! Hasta luego :D"

Cuando guardé el móvil y levanté la mirada, vi a Raúl trayendo una bandeja llena de comida.

-¿No crees que te has pasado un poco?

-No. El desayuno es la comida más importante del día.

Traía de todo: magdalenas, galletas, tostadas, zumo, leche con cacao y nos dulces que no había visto ni probado en mi vida, pero tenían una pinta estupenda.

-¿Pretendes que nos comamos todo esto?

-Sí dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-He quedado para ensayar dentro de una hora. ¡No me voy a poder mover!

-No te preocupes. Ya verás como sí.

Al final no nos lo comimos todo sobraron galletas y algunas magdalenas, pero ya no podíamos más.

Recogimos los platos, los fregamos y dejamos la cocina como si nada hubiera pasado. Después fui a cambiarme de ropa; me puse las zapatillas de deporte, unos leggins, una sudadera con capucha y me recogí el pelo con una diadema.

De camino a casa de Sergio aproveché para llamar a mi madre.

-¿Cómo está la abuela?

-Como estaba. Los médicos le han hecho más pruebas, pero todo está correcto. No han encontrado nada raro que pudiese causar un infarto. Han decidido darle el alta, así que probablemente volvamos esta tarde.

-Me alegro mucho. Tengo muchas ganas de ver ya a la abuela -dije mientras se me dibujaba una sonrisa en la cara.

Cuando oyó esto, Raúl me dio un apretón en la mano y me acercó a él, en modo de abrazo.

-Bueno, hija, ¿qué has hecho hoy?

-Pues Raúl me ha preparado un desayuno increíble, -dije sonriéndole- y ahora vamos de camino a casa de Sergio, que tengo que ensayar la coreografía.

-Vale. Oye, ¿está Raúl contigo?

-Sí, ¿por qué?

-Pásame con él un momento.

-OK. -y dirigiéndome a Raúl, dije- Toma, quiere hablar contigo.

  Me miró extrañado, cogió el teléfono y se lo acercó a la oreja.

-¿Si? -dijo, y luego se mantuvo callado, escuchando atentamente.- De acuerdo, no se preocupe -dijo sonriendo,- eso haré.- Y colgó.

Le miré extrañada mientras que me devolvía el teléfono.

-¿Qué pasa?

-Nada, no pasa nada. -dijo sonriendo y cogiéndome de la mano.

No volvimos a hablar hasta que llegamos a casa de Sergio. Nos despedimos en la esquina de la calle con un beso. No volvió la esquina hasta que entré en el portal.

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