Capítulo 15

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Mientras le hacía creer a Raúl que estaba profundamente dormida, me dediqué a pensar y darle vueltas a la cabeza. Y, después de repasar una y otra vez lo ocurrido estos últimos días, me dí cuenta del cambio un tanto radical que había dado mi vida de un día a otro. 

Antes sólo era un adolescente que tenía una vida más o menos feliz junto a mi madre y a mi abuela y que el tema de su padre lo tenía más que asumido desde hacía años.  Ignorada por casi todos sus compañeros -menos por sus escasas amigas-, estaba ya acostumbrada a esa soledad desde que entró al colegio. Veía a Raúl desde la distancia, imaginando cómo sería ser su novia. Me fijé en él desde que entró al instituto hace dos cursos y, desde ese momento, supe que tenía algo diferente.Pero nunca llegué a imaginar que ese algo sería algo así. Con nadie más me pasó. Ni con Sergio, incluso, a quien conocía desde que éramos pequeños. 

Desde hace cuatro días, mi vida había dado un giro radical. Ahora era la novia de Raúl y tenía a Sergio supuestamente detrás de mí (a saber porqué), así como a casi todo el mundo de los demonios, mandados por los superiores y cuyas razones de esta persecución aún desconocía. 

Pero, ahora que me ponía a pensar, creía entender algunos comportamientos extraños durante mi fiesta de cumpleaños, que tuvo lugar hace justo una semana.

*      *      *      *      *

Estaba muy nerviosa por cómo sería la noche. Todos los años invitaba a un grupo de personas, las cuales muchas de ellas venían por la comida y bebida y no porque de verdad quisieran estar conmigo en un día como este. Pero estaba aún más nerviosa por saber si, tras dos años de fracaso, Raúl decidiría presentarse en mi cumpleaños de una vez. Los dos años anteriores me había dado alguna escusa  simple por la que no se había podido presentar, pero este año tenía el presentimiento de que sería diferente.

Y así fue.

Se presentó en mi casa puntual y con un paquetito en las manos, envuelto en papel de regalo. Desde el principio su actitud fue sospechosa. Nada más entrar, me saludó de forma efusiva e incluso me dio dos besos, como si fuéramos amigos de confianza. Después pasó a saludar, de una manera un poco más fría, a mis amigas, quienes me habían ayudado a montar la pequeña fiesta en el local que había alquilado para la ocasión. Tras esto, se sirvió algo de beber en uno de los vasos de plástico y vino a hablar conmigo mientras los demás invitados venían.

Hablamos de temas triviales, sin trasfondo alguno, sólo para conocernos un poco más. Noté cómo se ponía en tensión cuando el resto de personas empezaron a llegar, pero sobre todo cuando Sergio entró y vino a saludarme. Cuando me abrazó, sentí cómo la mano de Raúl se posaba, de una forma un tanto posesiva, en mi espalda y luego carraspeaba para hacerse notar. Tuvieron como una especie de duelo de miradas durante un momento, para luego relajar ambos el gesto ante mí. Estuvimos un rato charlando los tres animadamente, aunque se notaba tensión entre ellos. Cuando me llamaron mis amigas, desconecté de la conversación y los dejé allí hablando.

Luego de esto, la fiesta transcurrió con normalidad, aunque seguía notando ese afán protector por parte de Raúl y Sergio, como si me quisieran salvar o cuidar de algo, pero lo ignoré. Era mi cumpleaños y no me iba a preocupar por cosas como esas. Tras abrir los regalos de los de allí presentes, excepto los de mis amigas que los abriríamos en privado, y recoger el local, nos fuimos a seguir celebrando a la única discoteca que hay en el pueblo.

Esa noche tenía permiso para desfasarme y beber alcohol hasta la saciedad, así que no me fijé en el número de chupitos y cubatas que empezaron a desfilar por nuestra mesa. Esa noche había sesión especial de bailes de salón en la discoteca, por lo que, debido a la cantidad de alcohol que había bebido, me puse a bailar descontroladamente con mis amigas, sin parar de reír en todo momento.

- Raúl no ha parado de escanearte con la mirada desde que estás bailando -me dijo una de mis amigas al rato de estar en la pista de baile.

Me giré disimuladamente y sí, me estaba mirando desde nuestra mesa, sentado en una de las sillas y con la espalda recostada en el respaldo de la silla. Por lo que, en un acto inconsciente, me acerqué a él y le insté a venir a bailar conmigo. Se resistió al principio, pero finalmente cedió. Al principio fue un poco raro y distante. No paraba de mirar a todos lados, buscando algo en el local, pero cuando pareció darse por vencido, decidió fijarse en mí y bailar de una vez. No es que bailara de lujo, pero con el alcohol que llevaba en el cuerpo, la sensación de su cuerpo contra el mío, su pecho contra mi espalda y sus brazos alrededor de mi cintura, hacía que todo lo demás dejara de existir. Hasta que, de una forma muy brusca, se separó de mí para decirme que se tenía que ir y así dejarme allí plantada.

Tras esto, no volví a cruzar palabras o miradas con él hasta el día de la pelea a la salida de la academia.



Con esto me dí cuenta de que quizás mi vida no haya cambiado desde hace 4 días, sino desde mi cumpleaños, sólo que yo aún no me había enterado de ello.


Hello!! Lo sé, ha pasado mucho tiempo desde la última actualización, pero 2º de Bachiller es lo que tiene. Ya, al fin, estoy de vacaciones, así que espero poder subir más a menudo a lo largo de estos tres meses que nos quedan por delante. 

Gracias otra vez por leer. Os quiero!!

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⏰ Last updated: Jun 27, 2016 ⏰

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Vida inesperadaWhere stories live. Discover now