6. Tate

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Liliana esta profundamente dormida. La casa esta haciendo todo lo posible por volverla loca. Y siento temor porque sé que poco a poco lo esta logrando.

La observo dormir desde la oscuridad. Una sensación de deja-vú me recorre la espina al ver a su cuerpo inflarse y desinflarse al respirar. El cuerpo de Lily deja de ser el suyo y la antigua Violet Harmon toma su lugar.

Recuerdo cuando me escabullía a su habitación solo para verla dormir. Para cuidarla de los malos espíritus que habitaban en la casa. Pero no pude protegerla del peor de los males de esta casa. No pude protegerla de mí.

Lily se remueve y yo me pongo en alerta. Ella es diferente. Lily puede vernos. Siempre. Su madre y su hermano son como todos. Nos ven solo cuando decidimos mostrarnos. Pero con ella, debemos tener cuidado.

Salgo de su habitación cuidando de no hacer ningún ruido. Creo que esta ha sido la primera vez desde que su familia llegó a la casa que Lily duerme de corrido.

- Ni se te ocurra hacer lo mismo con ella - la voz de Moira me espeta por detras.

- Es mi amiga. - digo de mal humor. - No voy a lastimarla.

La mucamita esta de humor para fiestas, porque luce jóven.

- ¿De todos modos que haces tú con ese aspecto? - le digo levantando una ceja. - ¿No estarás pensando avalanzarte sobre el pobre chico? - sé que eso es exactamente lo que planea. - Nunca comprenderé porqué lo haces.

La cara de Moira se transforma y su sonrisita irónica se transforma en un mohín. Las arrugas vuelven a su cara, junto con su asqueroso ojo blanco. Me dedica una mirada odiosa y desaparece.

Camino por la casa de Lily, que alguna vez fue mi casa. Y que también lo fue de Violet, que a la vez también perteneció a Nora y a tantos más que creyeron poder ser dueños de ella y salir con vida.

- ¿Que hacias en su cuarto? - me congelo.

La voz de Violet siempre surte ese efecto cuando me toma por sopresa.

- No estaba violándola, si eso es lo que te asusta - digo crudamente, a la vez que me doy vuelta para enfrentar a la mujer que amo.

- ¿Como puedes siquiera bromear con eso? Creí que querías que te perdonara. - dice Violet dolida e indignada.

- Creí que nunca ibas a perdonarme - digo enfadado.

Violet me mira con la boca abierta unos minutos.

- ¿Que quieres con ella? - pregunta curiosa.

- No estoy interesado en ella de ese modo. Ella y su hermano son mis únicos amigos dentro de esta casa.

- Tu hiciste tu parte para que eso sea así. - me escupe.

El silencio invade la habitación. No decimos nada. Simplemente nos fulminamos con la mirada. He pasado incontables noches acechando a Violet e implorandole perdón. Pero siempre me corresponde la misma respuesta. "No puedo".

- A veces me extrañas. ¿Verdad? - rompo al fin el silencio.

Siempre he querido hacerle esta pregunta pero, cada vez que estoy a punto de hacerla terminamos peleando y me pide que me aleje.

De vuelta Violet pierde el habla. No quiere alentarme, pero tampoco quiere mentirme dandome una negativa.

- ¿Y eso que tiene que ver? - dice cruzandose de brazos. Una evasiva.

Acerco un pie hacia Violet y ella retrocede la misma distancia.

- Sabes bien que nunca voy a hacerte daño. - digo sombrío a la vez que avanzo denuevo.

- No es esa la razón por la que me alejo. - dice con voz cansada, pero permanece en su mismo lugar, sin retroceder.

Estamos a un metro de distancia. Rápidamente y sin que ella lo note, me acerco hacia ella un poco más, dejándonos a unos centímetros de distancia, como los viejos tiempos.

Cuando estaba viva podía sentir el calor que emanaba su cuerpo. Ahora simplemente me queda el anhelo de tocarla. Va a estar fría esta vez. Pero sigue siendo mi Violet.

Coloco una mano en su mejilla. Esta temblando pero no se aleja de mí, ni hace ningún ademan de irse. Me acerco lentamente a su cara.

Recorro con mis labios a un centímetro de su piel toda su cara, respirando el precioso aroma que ni la muerte había logrado quitarle. Recorro con los ojos entornados, sus mejillas, su frente, sus labios aspirando su aroma, recordándolo para los días solitarios que me esperan sin su presencia.

Lentamente coloco un suave beso en su nariz.

Mi beso rompe sus barreras y apoya su cabeza en mi hombro como solía hacerlo. Mis brazos instintivamente cubren sus hombros y luego se ciñen a su cintura. Nos quedamos en silencio durante un minuto parados en el medio del recibidor, abrazados.

- Te amo. - le susurro cariñosamente al oído.

Mis palabras la despiertan del trance y se aleja repentinamente de mí. Si tan solo supiera lo mucho que me duele que este lejos. Creo que de hecho lo sabe. Ella siente lo mismo.

- Aléjate - dice con los ojos llenos de lágrimas.

- Vi.. - digo cansado de esta rutina.

- Aléjate. Por favor.

Y lo único que puedo hacer, es desaparecer.



AHS: MURDER HOUSEWhere stories live. Discover now