23. Secreto Profesional II

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Los doctores acuden a mi, y me trasladan hacia la sala de emergencias, el botón del pánico solo debía utilizarse ante auténticos casos de extrema gravedad y yo no era la exepción. Las heridas de mi estómago me estan matando y el dolor solo causa que las suturas se debiliten mas.

- Doctora Cameron a Emergencias - escucho por el altavoz mientras unos enfermeros me pasean en camilla.

- ¡Me duele! - grito desesperadamente, los enfermeros no contestan, simplemente me inyectan algo en el brazo.

El dolor comienza a disminuir gradualmente y una sensación familiar me invade. Morfina. Bendita droga. Perdida dentro de mi nube de humo me dejo arrastrar hacia la sala de emergencias sin emitir otro sonido que no fuera una risa estúpida de drogona.


Al despertar me encuentro en una habitación diferente, lo sé porque al mirar hacia el techo, mis estrellas fosforecentes no estan. Miro hacia un costado y veo a mi madre observandome a través de la ventana, como si yo fuera un pez exótico dentro de un acuario.

En cuanto mis ojos conectan con los suyos, ella sonríe suavemente. ¿Como se atreve? Abandonarme en este hospital sin siquiera venir a verme durante dos semanas. Esbozando mi mejor gesto de limón agrio muevo la cabeza con desdén hacia un costado.

De reojo puedo ver como su sonrisa se desvanece y se aleja de la ventana.

Luego de unos minutos escucho unos golpes en mi puerta.

- Toc toc. - el doctor Casey dice abriendo la puerta con sigilo. Tiene en su semblante aquella sonrisa iluminadora.

Por algún motivo que no puedo explicar, su visita era la única que estaba esperando.  Puedo sentir como mis labios se alzan involuntariamente formando una enorme sonrisa.
- Como te sientes? - dice tomando asiento a los pies de mi cama.
No hay otro lugar lo suficientemente cerca para sentarse. Me remuevo incómoda por su cercanía. Casey lo nota y se levanta.
- Estoy bien Casey, falsa alarma. Y  puedes sentarte.


Kevin

La casa esta patas para arriba. Literalmente, patas para arriba. Los muebles flotan sobre mi cabeza como si de una broma para un reality show se tratase. El televisor prendido en el canal de las noticias flota a lo largo de la sala de estar donde se choca suavemente con la pata de una de las sillas victorianas del comedor. 

- ¿Que demonios esta pasando? - me escucho decir en off. 

- Chicos, dejen de jugar con el pobre jóven. - Violet se materializa a mi lado. Esta destartalándose de la risa.

- ¡Sal de aquí espectro! - grito horrorizado al verla. 

- Te convendría ser un poco mas amable conmigo, sabes que puedo hacer de tu vida un infierno aquí dentro. 

- Por favor no me hagas daño. - me agacho impotentemente cubriendo mi cabeza con mis brazos. 

- De verdad, me cuesta pensar que Lily creyera que tú eras el valiente. De esto, ni una palabra.- dice y se va malhumorada.

Los muebles caen violentamente sobre el piso de madera y un jarrón se estrella a centímetros de mi cuerpo rompiendose en pequeños pedacitos.

Lily

- Lily, el martes podrás volver a casa. - la voz de Casey refleja melancolía. 

Mamá se fue a casa y solo somos él y yo. Hace poco los doctores de la planta fueron llamados a una emergencia por lo tanto no hay nadie mas que nosotros en todo el piso. 

- ¿Va a extrañarme doctor?

- Lo peor es que creo que si. Ya no voy a estar tan ocupado. 

- ¿Pero va a extrañarme a mi?

- Claro que si. Jamás he hecho tanto por un paciente. 

- ¿De verdad? 

- Pues claro, esas estrellas salieron de mi bolsillo.

- He dormido  mil veces mejor desde aquel dia. 

- Me alegro de que te hayan sido de utilidad. 

El silencio se apodera de la habitación dejando una tensión eléctrica flotando a nuestro alrededor. Casey se aclara la voz con una tos carraspeante.

Lo miro a los ojos y puedo ver el terror que reflejan. Él sabe lo que planeo hacer, sin embargo no se mueve ni un centímetro. A la espera de algun movimiento de mi parte.

Levanto una mano y la coloco en su mejilla. Casey cierra los ojos y se ladea bajo mi mano. Larga un sentido suspiro de rendición.

Al abrir los ojos puedo ver el fuego que estos albergan, sin embargo su expresión me dice que no quiere hacerlo. Lo desea, pero no debe.

Lentamente acerco mi cara hacia la suya, hasta apoyar mi frente con su frente. Nuestras narices se tocan y nuestros labios estan a centímetros.

- Gracias Doctor. - digo embriagada por su proximidad.

Casey asiente con la vista clavada en mi boca. No debo. Me alejo lentamente y mi doctor recupera la compostura.

Agradeciendome con la mirada, Casey vuelve a ocupar su puesto de profesional y se retira de la habitación. 



AHS: MURDER HOUSEWhere stories live. Discover now