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Capítulo V

El paraje del demonio

La tibia brisa sacudía sus rizos con atrevimiento, se encontraba sentado al frente de un lago con agua cristalina, no sabe exactamente en qué lugar del mundo humano se encuentra, pero no puede negar la belleza de éste.

Harry estaba siendo consciente del color azul en el agua y en el cielo, admirando con maravilla cómo el césped poseía un muy tenue color verde, la sorpresa y tranquilidad que le trasmitían esos opacos colores eran desmedidas.

Y el sentimiento de plenitud y felicidad que bailaban en su pecho lo hacían querer llorar, dejar que aquellas ácidas lágrimas cayeran y quemaran su piel. Se sentía tan agradecido con el destino, o con quien sea que lo haya obligado a encontrarse con ese pequeño y hermoso demonio de ojos zafiro aquella tarde en medio de un bosque mundano.

No podría jamás expresar la dicha en su corazón, la ligereza de su alma al estar con Louis, simplemente no podría.

Un suave maullido lo sacó de sus pensamientos, al voltear a su derecha admiró a un hermoso gato negro con infernales y maravillosos ojos azules, muy levemente una diminuta sonrisa se hizo presente en su rostro.

–Hola Louis— saludó con una inclinación de cabeza.

Admiró con ligera sorpresa cómo el pequeño gato era envuelto en una densa niebla negra y de ésta una sombra se hacía presente, el demonio que ocupaba sus pensamientos lo observó con un tenue sentimiento de vergüenza, pues él era el primero que presenciaba cómo cambiaba de forma.

Se acercó tímido y se sentó a su lado, sonriendo levemente.

–Hola, ¿te molesto? — cuestionó antes de hacer otro movimiento.

–Nunca — respondió con suavidad, el demonio sonrió.

El silencio los envolvió como un manto durante un largo tiempo en el que solo eran ellos, solo un ángel y un demonio sentados uno al lado del otro, tranquilos por primera vez en mucho tiempo y afortunados como nunca se habían sentido.

Louis admiró el agua, cristalina y esplendida, seguramente tibia.

–Quiero nadar — vociferó con gracia, descolocando un poco al ángel, quien lo miraba confundido mientras se deshacía de sus prendas.

–¿Ahora? — preguntó inclinando un poco la cabeza a un lado.

Louis lo miró divertido.

–Por supuesto, ¿no quieres? — consultó al remover la última de sus prendas, quedando desnudo por completo.

El ángel turnó su mirada entre Louis y el agua, finalmente sonriendo con complicidad.

–Claro— aceptó levantándose para quitar su ropa.

Al estar desnudos el demonio tomó la mano del ángel, guiándolo hasta que sus pies tocaron el agua, que no estaba del todo tibia pero no les importó.

Vagamente los fanales de Louis recorrieron el cuerpo de su acompañante, admirando la piel expuesta, los músculos que resaltaban, y los lunares que se mostraban como constelaciones.

–Eres hermoso— susurró entonces dirigiendo su mirada a los ojos esmeralda esperando su reacción, sin querer ofenderlo por tal alago.

Para su agradable sorpresa, un destello carmesí se posó delicado en los pómulos del rizado, quien le regaló complacido una maravillosa sonrisa, donde un pequeño hoyuelo se hizo presente durante unos escasos segundos engrandeciendo su belleza y enmudeciendo de inmediato al demonio.

La Biblia de los BastardosWhere stories live. Discover now