𝔏𝔞 𝔞𝔩𝔞𝔟𝔞𝔫𝔷𝔞 𝔡𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬

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Capítulo dedicado a:
OriFerrer quarcksondetonjolan sheiscarolina28 Clown_por_naturaleza • @Javi9193 • angiieeeriddle Ed_t28kxnaxx irbannyskatherines • @Milshake28

Capítulo X

La alabanza del demonio

En el Infierno de Ignis se percibía la normalidad de siempre, demonios iban y venían, los kahayas jugueteaban a las afueras del castillo y los jardines y alrededores ardían en llamas de fuego y lagos de magma. Las nubes del cielo mostraban su clásica tonalidad rojiza y las tres lunas iluminaban con parsimonia toda la estancia.

El ambiente dentro del castillo no variaba mucho, de no ser por el despacho del Príncipe de la envidia. La habitación entera guardaba una tensión propia de la angustia y frustración que parecía reflejar el demonio; sentado en una gran silla cerca de la ventana, tenía su mentón apoyado en una mano y a su vez su codo en el apoyabrazos, su mirada avellana totalmente perdida, su cuerpo descansaba tenso.

Había estado pensando mucho últimamente, algo totalmente extraño en él puesto que solía ser más impulsivo en sus acciones y esperar a que las consecuencias no fueran demasiado desastrosas. Pero ahora estaba ahí, atormentando su mente con recuerdos amargos y sentimientos que –él creía– había quemado hasta las cenizas.

La culpa lo había bañado por completo, la diversión que creía iba a obtener al molestar a un mundano ya no estaba, fue despectivamente remplazada por sentimientos amargos y pesados, que hacían abatir su cuerpo y mente hasta agotarlo.

Zayn se arrepentía de muchas cosas a lo largo de su vida e inmortalidad, y es que parecía que nunca haría nada bien, estaba destinado a fallar y convertirse en la burla de un mundo que no le tenía empatía alguna.

Siempre fue así, desde el principio y hasta que se encontró con Lucifer.

Desde hacía muchos siglos había aprendido a vivir con culpas y arrepentimientos, resignándose a una vida de agonía que jamás podría cambiar.

Y trataba fuertemente de convencerse a sí mismo que el haberse burlado de aquel joven mundano, el mofarse de él y de su dolor, solo fue un error más, un error que no volvería a cometer. Porque la pesadez de su pecho ardía con tanta furia que lograba quemarle la piel, y su mente le gritaba lo ingrato y despreciable que era como si él no lo supiera de antaño.

Parecía que cometía error tras error, sintiéndose como un payaso, su vida siendo solo una pobre comedia en un escenario rodeado de espectadores a la espera de verlo fallar una vez más, y cada vez que caía lograba escuchar las risas a su alrededor.

Llevó su mano a su entrecejo cuando un dolor agudo se presentó en ese lugar, con frustración escondió su rostro entre sus frías manos.

Pensaba en Niall, un mundano tan patético y debilucho que cada vez le sorprendía más el cómo es que ha llegado a vivir por tanto tiempo, como si diecinueve años fuera un tiempo considerable. Y es que su mente era azotada por una sonrisa débil con dientes disparejos y unos ojos tan cristalinos como lagunas. Aquel mundano era muy bello físicamente, pero lo que lo hacía pensar tanto en él era que el chico también tenía buen corazón.

La Biblia de los BastardosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora