𝔒𝔯𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫 𝔞 𝔩𝔬𝔰 𝔭𝔢𝔯𝔡𝔦𝔡𝔬𝔰

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Capítulo dedicado al grupo de Kiwis. Por hacerme enojar, reír y llorar, todo al mismo tiempo ♡

Capítulo VII

Oración a los perdidos

Los cielos nunca se habían sentido tan helados como en aquel momento, había pasado ya un mes desde que se despidió del demonio de ojos azules, no tenía muy en claro si se sentía mal o si se sentía bien, incluso llegó a pensar que simplemente no se sentía nada.

El aún poder notar los colores a su alrededor le provocaba cierto ápice de alivio, pues sentía que en aquellos colores podía apreciar la presencia de Louis, el ver los colores era un constante recordatorio de que se volverían a ver, y tal vez cuando eso pase Harry será capaz de vislumbrar más claramente los tonos a su alrededor.

Pasaba los días en el Tercer Cielo, muy pocas veces volvía al reino mundano, solo cuando debía cumplir con sus obligaciones encomendadas por los arcángeles.

El silencio y la paz se sentían lejanas, de alguna forma antes solía disfrutar de su soledad, ahora se sentía pesada, incorrecta. Como si ese no fuera su lugar, como si estuviera haciendo algo malo, sentía como si el cielo lo estuviera rechazando luego de estar entre los brazos de un demonio.

Y lo que más lo alarmaba, era que Harry empezaba a creer que el cariño que le tenía a ese precioso demonio era tan grande y puro, que simplemente no podía ser un pecado. Pero claro que lo era, y lo denotaba cada que a su mente llegaban los recuerdos de su compañía, donde el ángel anhelaba ser tocado por el ente, deseaba profundamente que sus brazos lo afianzaran con fuerza y nunca lo soltaran, necesitaba su presencia junto a la suya, escuchar vagamente el latir de un corazón oscuro que se negaba a aceptar pertenecía a un monstruo.

Se obligaba a recordar la procedencia de Louis, el hecho de que el infierno estaba en él, y de que el demonio le pertenecía al infierno antes que a un amante. Pero Harry, él estaba dispuesto a arder en las brasas de su cercanía y morir en la belleza de sus ojos azules.

Y Harry apenas empezaba a ser consciente de sus pensamientos cuando se encontraba completamente solo, únicamente él y su sentir. Porque claro estaba que cuando era acompañado por Louis no pensaba coherentemente, cuando el demonio le brindaba besos ardientes en sus mejillas –buscando sus hoyuelos- no pensaba en las consecuencias, las ignoraba con tal negligencia tan poco propia de él, y tan incorrecta para un servidor del cielo.

El ángel se perdía en sus caricias, ignorando completamente el posible castigo que amenazaba con llegar.

Y por supuesto que llegaría.

Pero al ángel poco le importaba, cuando él ya había aceptado su condena.

Descrito desde el principio, una condena que lo abrazaba con amables cadenas que se ceñían a él hasta quemarle la piel, su alma había sido enjaulada, su corazón aprisionado.

Y el ángel lo aceptó con una sonrisa, observando las blancas plumas cayendo en una cruel metáfora que sabía, se volvería real, y no estaría listo para ello. Pero para ese entonces, estaría tomando la mano de un demonio, y eso le proporcionaba la serenidad y confianza que necesitaba.

Entonces Harry sí sentía algo, pero el nombrarlo estaba demás.

Entonces Harry sí sentía algo, pero el nombrarlo estaba demás

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La Biblia de los BastardosWhere stories live. Discover now