Capítulo 10

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Estimada Dra. Berilia Collins:

Escribo este comunicado para ofrecerle una disculpa en nombre de todos los miembros del laboratorio A10-2. Sus resultados de laboratorio fueron aprobatorios.

Usted se encuentra en perfecto estado para dar inicio al proyecto como sujeto a experimentación. Los resultados que recibió con anterioridad pertenecían a otro destinatario. LAMENTAMOS PROFUNDAMENTE la interrupción que se vio forzada a tomar durante estos primeros días y todo el personal se hará responsable de las consecuencias que dichas acciones pudieran desencadenar.

Reciba un cordial saludo.

Abel Blake. Director A10-2.

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Cerré la carta y me dejé caer en la cama.

Un error. Un error que me liberó de iniciar con el experimento más aterrador de mi vida. No quería hacerlo ahora. Lamentaba tanto que el malentendido se hubiera arreglado, que deseaba romper la carta y simular que jamás la recibí. De verdad lo consideré, pero me detuve al recordar que era muy probable que Alden tuviera una igual y él no se atrevería a romperla conmigo, además no podía hacerle eso a mi madre, no podía fallarle de esa manera. Estábamos juntas en esto.

Por otro lado, que fuera apta también significaba que no había un solo rastro de desamor en mi sistema; significaba que al fin había superado a Trevor, y no es que necesitara una prueba de laboratorio para darme cuenta, pero tener un comunicado oficial era como deshacerse de una carga pesada.

—¿Problemas de chicos? —preguntó Sophie al entrar a mi habitación con una taza de té—. No sabía que todavía enviaban cartas.

Sonreí y, sentándome de vuelta, acepté la taza de té que me ofrecía.

Ojalá fueran solo problemas de chicos y no el destino del mundo entero en manos de una mujer que no podía ni caminar en línea recta sin caerse de frente. ¡Estábamos perdidos!

—Te he visto muy cansada estos últimos días —admitió con pena—, así que creí que quizás era una buena idea que nos ayudaras a poner el árbol de Navidad en la sala.

Navidad.

Apenas recordaba lo que era poner un árbol de Navidad. La última vez que puse uno, mi madre se cambió el anillo de matrimonio por una remera holgada y kilos de granos de café, mientras mi padre cerraba la puerta detrás de sí.

Sí, la navidad no era mi temporada favorita.

—Gracias, pero estoy muy ocupada.

De todas formas, ayudarle a Sophie con la decoración del árbol de navidad parecía un acto puro de traición hacia mi madre. Se sentía como sustituirla.

—Podemos esperar a que regreses...

—No, no lo hagan. Sigan sin mí. —Me puse de pie, deposité la taza de té sobre el buró y tomé la mochila de la mecedora de madera junto al ventanal de cara a la habitación de Alden.

Fue un mal chiste del CIC ponernos a dormir cara a cara. Durante la noche no pude despegar los ojos de la sombra de Alden en su habitación. La cosa no mejoró cuando comenzó a quitarse la camisa. De pequeño siempre le gustó dormir en ropa interior y, al parecer, con el paso del tiempo aquella costumbre no cambió, para mi desgracia apagó la luz de la lámpara junto a su cama antes de que pudiera ver demasiado.

La química del amorWhere stories live. Discover now