Capítulo 16

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No sabía por dónde empezar, no era muy bueno con las palabras, menos si se trataba de una confesión sobre sí mismo. Chloe lo miró con curiosidad esperando que hablase, le daba un poco de risa el comportamiento de su amigo, no conocía esa faceta de Charlie, siempre lo había visto como un chico tranquilo, sin mostrar muchas emociones, por lo que tenerlo frente a ello, mientras jugaba con sus dedos, le parecía la cosa más linda y divertida que había.

—Entonces...¿vas a contarme?

—Sí, yo...no sé qué decirte.

—¿Te gusta Selene?

—Sí.

Chloe lo miró sorprendida.

—Vaya, no pensé que fuese así de fácil hacer que confesaras—comentó—, ojalá fuese así de fácil lograr que me des los apuntes de farmacología.

Charlie rió por lo bajo, tomó la mano de Chloe y esta lo miró con extrañeza.

—No puedes decirle.

—Claramente no, debes decírselo tú—respondió, él negó—. ¿Cómo que no?

—No creo que a Duncan le guste.

—¿Cómo la sabes? Quizás se alegre si sabe que están juntos, si Selene es tan increíble como te lo hacía saber, debería de alegrarse que estés con ella.

—Los muertos no se alegran, Chloe.

—Entiendes mi punto, dios mío—le dijo desesperada, Charlie rió.

Bajó un poco la mirada y se fijó en sus manos, sólo lo hacía en dos momentos: cuando estaba nervioso o cuando estaba avergonzado.

—De igual forma, siento que estoy traicionándolo—susurró.

Charlie no tenía inconvenientes de aceptar sus sentimientos, los tenía muy claro, no podía negarse a nada de lo que sentía, pero la culpa que llegaba a sentir cuando estaba con ella lo hacía retroceder.

—Debo ir a la práctica, no me esperes. Iré con Selene luego a Sunny Ice.

...

—Charlie y Amanda, se van a ocupar de las lesiones de primer nivel, ¿entendido?—ambos chicos asintieron.

Se encontraban en ese momento en el Hospital Central de la ciudad, específicamente en la sala de emergencia. Charlie y Amanda, por ser buenos en sus clases, habían tenido la oportunidad de atender las lesiones que llegaban a la sala.

Charlie se acercó a un señor que se encontraba esperando a que lo atendieran por una lesión en el brazo, se había caído de la silla intentando cambiar uno de los focos de luz, no era una fractura pero sí se había golpeado lo suficiente como para tener una pequeña fisura.

—Vamos a pasarlo a los exámenes de radiografía, ¿vale?—le dijo al Señor, el hombre asintió. Amanda lo acompañó.

Lo recostó en una de las camillas y junto a Amanda inició el examen radiológico. Tendrían quie darle a un imagenólogo el resultado para que pudiese leerlo, sin embargo estaban seguros que tenía que ser paralizado el brazo mientras se recupera.

—Eres impresionante—le dijo Amanda a Charlie, él sólo sonrió. Cuando lo halagaban, nunca sabía qué hacer.

—Gracias.

—¿Estás libre hoy luego de las prácticas?—le preguntó—. Digo, para estudiar un poco y adelantarse a la clase.

—Tengo una cita hoy, quizás otro día podamos estudiar.

El Dilema Entre Tú y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora