Capítulo 2

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— ¿Por qué viniste? —le preguntó por fin él, había estado en silencio mientras Selene le hablaba sobre temas aleatorios.

Ella suspiró suave y se quedó un momento mirando el cielo, Charlie la miraba de perfil esperando su respuesta. Para él, Selene sentía lástima por él y por eso lo trataba de esa manera.

—No quería que estuvieras solo—respondió y lo miró fijo a los ojos. Charlie quitó el contacto con ella.

Selene se había empeñado ese último año en que fuesen amigos, pero a Charlie la idea de tenerla cerca le dolía porque le recordaba a Duncan. No era fácil para él verla e ignorar que Duncan ya no estaba a su lado.

—Puedo cuidarme solo—respondió, Selene lo tomó de la mano capturando toda su atención.

—No, Charlie—le dijo—. Sé que hoy es un día difícil para ti—mencionó—. No quiero que te lamentes, y si vas a estar así, entonces hazlo conmigo a tu lado.

Charlie quedó en silencio. A veces Selene era bastante insistente y sobreprotectora con él, no le gustaba eso, no le gustaba que ella estuviese tan pendiente de cómo se sentía; era como si le debiese algo a ella, no quería estar de esa forma.

—¿No crees que este día está muy bonito? —dijo ella.

—No lo es, Duncan no está aquí—mencionó, Selene suspiró. Charlie era un poco cerrado a veces, o era así cómo ella lo percibía.

—Deberíamos ir por un helado, así te relajas un poco—mencionó—. ¿Qué dices?

Él la miró sabiendo que aunque le dijera que no, ella continuaría insistiendo.

—Vale—Selene sonrió y lo tomó del brazo para llevarlo fuera del cementerio.

A varias cuadras de ahí, se encontraba una heladería pequeña a la que casi nadie visitaba, no era muy reconocida pero Selene había probado varias veces los helados ahí y realmente eran buenos.

—Yo te invito, ¿qué sabor quieres?

—Mantecado—mencionó, Selene frunció el ceño.

—Es un sabor muy común; aquí tienen distintos sabores, ¿por qué no escoges algo más? —mencionó, Charlie suspiró y miró el cartel con la información de todos los sabores.

—Limón—mencionó, no le gustaba probar muchas cosas.

—¿Qué te parece el de moras?

—Selene—dijo él y ella volteó mirarlo—. Sé que quieres hacerme sentir mejor, pero realmente esto hace que me sienta peor conmigo—confesó, ella se quedó en silencio sin saber qué decir.

Charlie ocultó sus manos en los bolsillos de su chaqueta, sabía que no había sido su mejor comportamiento con ella pero tenía que decirle cómo se sentía. Estar con Selene era un eterno recuerdo de Duncan, conocía todo sobre ellos dos, sabía cómo era ella, tenía recuerdos de ella que no le pertenecían y se sentía triste porque la persona que había creado esos recuerdos en su cabeza no se encontraba con ellos en ese momento.

—Lo siento—dijo ella bajo, tenía la mirada baja, justo cómo hacía cuando se sentía decepcionada por algo.

Selene siempre quería ser la salvase a las causas perdidas, siempre se enfocaba en darles la esperanza que ellos no tenían y que pudiesen valorar más las cosas que había en la vida, por eso se sentía decepcionada con ella misma cuando Charlie le confesó que todo lo que ella hacía para hacerlo sentir bien, causaba el efecto contrario.

—Selene, no es tu culpa soy yo—le dijo y ella negó.

—Te estoy obligando a hacer cosas que no quieres—le dijo—, soy una mala amiga, Charlie—suspiró, él negó apurado.

—No lo eres—confesó—, sólo...todos tenemos nuestro tiempo para sanar, no hay que apresurar a los demás.

Selene asintió, se quedó en silencio sin saber qué decirle a Charlie, ahora tenía que cuidar sus palabras para no hacerlo empeorar. Charlie la miró incómoda y le tocó el hombro suave.

—Me gustaría el helado de mora—le sonrió dulce, Selene mostró sus ojos brillosos y una sonrisa.

—Yo te invito—le dijo—. Ve a sentarte mientras los compro.

Charlie le hizo caso y se fue a sentar en una de las mesas, miró a su alrededor y notó a muchas parejas sentadas cerca, eso le hizo pensar en su ex-novia Nathalie, una chica de sus clases de francés con la que había salido unos meses; Nathalie era una gran chica, pero él no podía permitirle cuidar de él.

Desde que Duncan había muerto, ella había estado ayudándolo a mantenerse enfocado y había sido un gran apoyo junto a sus amigos, pero una pareja no puede ser tu fuente de rehabilitación, no puede ser quién te de las ganas de continuar y él lo sabía. Sabía que si seguía con ella, podría llegar a ser peor para él.

De igual forma, la extrañaba cuando se encontraba escenas de esa forma, no le gustaba estar solo por mucho que alejase a todos de su lado.

—¿Pensando? —rió ella—. ¿En qué tienes la cabeza? —le preguntó Selene, se sentó frente a él y le entregó su helado.

—Estaba pensando en Nathalie—le dijo y Selene asintió—. ¿Crees que hice bien en terminar?

— ¿Tú lo crees?

—Sí, siento que estaría peor en este momento—mencionó—. Aarón me dice que no debo sentirme incómodo por mis decisiones pero a veces quisiera poder acomodar todo lo que he hecho.

—No puedes cambiar el pasado, pero puedes aprender de él—le dijo—. Vi que fuiste el mejor en la clase del profesor Gutiérrez—mencionó cambiando el tema.

—Quizás sea la única clase buena que tengo, he pensado en dejar la carrera por un tiempo—confesó, realmente Charlie había estado bajando su rendimiento en las clases, tenía tantas cosas en la cabeza que no podía concentrarse en estudiar.

No quería dejar la carrera, pero tampoco tenía la motivación para continuarla.

— ¿Has hablado con tus padres de esto?

—Eres la primera persona a la que le he contado—mencionó. Selene tomó su mano por encima de la mesa y le sonrió dulce como si estuviese guardando un secreto muy preciado.

—Si quieres hablar de eso, aquí estoy.

Charlie apartó la mano de ella y desvió la mirada.

—Quizás en otra ocasión.

Charlie era una persona solitaria por naturaleza, pero se volvía cada día más solo cuando apartaba a todos los que deseaban ayudarlo.

El Dilema Entre Tú y YoWhere stories live. Discover now