Capítulo#14.

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Sheila:

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Sheila:

Blanco, todo era muy blanco. Creo que podría tirarme al suelo ahora mismo solo para saber cómo se siente tocar la nieve. Voy a estirar mi mano para tocar la que está sobre el auto pero Hope me agarra de la muñeca.

- No llevas guantes, te puedes quemar, y estas temblando, aunque creo que no te diste cuenta. En casa también hay nieve, podemos jugar allá.

Sus mejillas de veían más rojas y sus ojos eran azul claro, al parecer Ana heredó los ojos oscuros de su padre.

- Oh, está bien.

Sonreí subiendo al auto que me indicaron, Ana subió luego quedando en medio y Hope en la otra ventanilla.

Delante Julia al volante y Lauren en el copiloto, me sentía un poco intimidad ahora que estaba rodeada de todas ellas, el padre de Ana tendría que ir al trabajo y lo veríamos más tarde en la casa o al menos eso fue lo que entendí que dijeron rápidamente.

- Entonces cuéntanos sobre ti Sheila.

Dijo amablemente Lauren mirándome por el retrovisor con una sonrisa, mis ojos pasaron a Ana que estaba más tensa que yo y miraba a su tía como si quisiera darle con un ladrillo en la cabeza.

- Pues estoy estudiando artes visuales, tengo 19 años, cumplo 20 el 23 de diciembre.

- ¡No me habías dicho nunca tu cumpleaños! -Ana apretó mi muslo y me miro con el ceño fruncido-¡Para eso falta como una semana! No tendré un regalo perfecto.

- Lo siento.

Murmure sonrojandome aún más si era posible, todos esos ojos estaban sobre mi.

- ¿Y tienes novio?- Julia pregunto casualmente.

- Oh no, no tengo novio.

Añadí rápidamente moviendo mis manos sobre mi regaso. Ana dejó caer su cabeza en mi hombro por unos segundos antes de levantarse otra vez, nadie pareció notarlo y si lo hicieron pues no prestaron atención, menos Hope que tenía su boca en círculo como si estuviera atando cabos sueltos que le faltaban.

- Dejen de interrogar a Sheila, se va asustar y ustedes tendrán que disculparse.

- No la estábamos interrogando.

- Si lo hacían mamá. - Hope dijo con voz chillona y no pude evitar reír, ella me miro sonriendo.

Ana:

No puedo creer que empezaron a hacerle preguntas tan incómodas apenas llegamos, ni siquiera hemos llegado a mi casa aún!

Al menos Hope ha estado en silencio, lo cual es muy raro en ella, nos mira como si nos estuviera analizando lo cual me asusta un poco, tiene 14 años pero intimida lo inteligente que es.

- ¿Que ?

Dice luego de que la observó por varios minutos, Shei está viendo la nieve y es tan linda, parece una niña pequeña observando un juguete nuevo.

- Estas rara.

- No lo estoy.

- Si lo estas. -Pincho su mejilla con mi dedo-Normalmente hay que poner cinta en tu boca para que estés callada.

- Sólo estaba pensando en cuanto t extrañaba.

- Si claro.

La mire fijamente a los ojos, y como era de esperarse ella no apartó la mirada, todos en mi familia tienen los ojos claros, menos papá y yo, los de Hope son azul cielo, lo suficientemente claros para que aveces parezcan grises.

Al final aparto yo la mirada con un bufido.

- Siempre pierdes querida sobrina.

- Tu hija hace trampas con esos ojitos inocentes.

Sheila se ríe y contengo las ganas de besarla hasta el cansancio, quiero hablar con mamá primero. Contarle mis sentimientos.

- ¡Llegamos!

Estaciona el auto en la entrada, y la casa sigue exactamente igual que hace unos meses, sólo que está cubierta por una capa de nieve perfectamente blanco.

Observo a los nietos de la vecina jugando en el jardín de al lado.

- Nunca dijiste que fueras millonaria. -Menciona Sheila una vez está al lado mío en la entrada.- Tu casa es muy grande.

- Es normal, sólo tiene dos pisos y un patio con piscina climatizada, todas las casa en la zona lo tienen.

- Había un cartel en la entrada donde decía que era un condominio de lujo.

Vale pillada, no soy millonaria pero tampoco es que tenga pocos fondos en mi cuenta bancaria, bueno, la de mis padres. Papá es un gran empresario y mamá trabaja como modista, ganan bastante dinero pero nunca me ha gustado presumir de ello, y no quiero vivir para siempre de su dinero. Quiero ser independiente.

La tía Lauren es veterinaria, y a pesar de vivir aquí también ayuda con las cuentas y se mantiene a ella, a su hija.

Mi vista va al otro lado de la calle donde hay un lago completamente congelado, una chica va corriendo mientras ríe con un chico. Pero algo en ella llama la atención, toco el hombro de Sheila y sigue mi vista.

- Wow. -Parece hipnotizada al igual que yo. Hasta que sacude su cabeza- Esa chica parece sacada de una película.

- Tienes razón.

- Vamos niñas entren a casa.

Mi madre grita desde la entrada y me giro sonriendo, estoy en casa otra vez, y con la que se está convirtiendo en mi persona favorita del mundo.

Tan pronto como mi mano toma la de Sheila olvidó la imagen de aquella chica pelirroja, con sus ojos de dos colores perfectamente brillantes, uno verde y uno azul.

She is my Girlfriend ©Where stories live. Discover now