Después de eventos desafortunados, Elizabeth Swan y Isaac Lahey, van a Forks tratando de alejarse del mundo sobrenatural. Sin embargo, no esperaban encontraste con un grupo de chicos de ojos dorados, quienes pondrían su mundo de cabeza mucho más de...
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Narrador Omnisciente
En una casa muy cercana a la de los Cullen, tres chicos planeaban su próxima partida, aprovechando la ausencia de sus padres.
—He podido crear un portal sombra —anuncia la joven de 18 años, Allison, una hermosa chica rubia.
—¿Cómo? —inquiere su primo, Noah.
—Aún no sé con exactitud, pero siempre que pienso en ir a Paris, puedo conseguir lograrlo —la chica extiende su mano y una nube negra se empieza a crear en medio de la sala— ¿Quieren probarlo? Ustedes todavía no manejan bien sus viajes sombra, sería genial que pudiéramos ir a un lugar los tres al mismo tiempo.
—No lo sé, Alli —Noah hace una mueca—. ¿Charles? —el nombrado, que se encontraba leyendo un libro, sentado en uno de los sofás, solo se encoge de hombros.
—Da igual, al final terminaremos haciendo lo que Allison diga —la rubia rueda los ojos. Solo tenía que convencer al chico de ojos azules que la miraba atentamente, como si no quisiera dejar de mirarla, y bueno, era cierto.
—Noah, por favor, nadie se enterará —deshizo el portal y se acercó al chico para poner las manos en su camisa y alzar la mirada para verlo a los ojos, porque él es mucho más alto que ella—. ¿Sí...? —él chico traga saliva y asiente lentamente. La sonrisa que se extiende por los labios de la rubia es tan genuina, que aceleró el corazón del chico, cosa que no pasó desapercibido por ninguno de los hermanos, pues los tres tienen sentidos sobrenaturales—. Iré por mi bolso —le dió un beso en la mejilla y desapareció entre las sombras.
—Ella te controla —dice Charles, levantándose del sofá y acercándose al librero para dejar el libro, después sacar de una caja un maletín negro.
—Ella no me controla —responde el chico, tratando de sonar indiferente, aunque no lo logró.
—Lo hace —Charles abre el maletín y saca otro más pequeño donde guarda unos frascos de ambrosía y néctar, también ceniza de serbal—. Recuerda que es tu prima y mi hermana —Noah rodó los ojos, pero no dijo nada.
La chica rubia volvió a aparecer en la sala de la casa junto a un bolso y una pequeña maleta, aunque fácilmente podrían deducir que la maleta era una que su abuela, la diosa Afrodita, le había regalado, la cual no tenía fin para poder guardar lo que ella quisiera.
—¿Están listos? —inquiere con una sonrisa. Charles guarda el maletín grande, después cierra el más pequeño, toma su chaqueta y asiente. Noah por su parte, solo agarra una chaqueta, muy parecida a la de su primo y también asiente—. Los abuelos nos cubrirán.
—¿Les dijiste? —pregunta Charles.
—Obviamente, hermanito, ¿o quién crees que hablará con nuestros padres cuando llamen?
—Dudo que lo hagan —dice Noah—. Están de luna de miel, por segunda vez, seguro hasta regresar con un nuevo integrante —dice con burla.
—Eso no es gracioso, Noah, ¿qué tal si es una niña? —la rubia hace una mueca de horror, al ser la única chica ha sido muy consentida por sus padres. Su hermano rodó los ojos—. Mejor que tío Isaac y mi tía Alice tengan a otro hijo, se imaginan, tal vez sea más lindo que tú, seguramente lo sería, así como lo es Mary —la burla en el rostro de Noah desapareció por unos minutos, hasta que volvió a aparecer, junto a una sonrisa ladina.
