Capitulo treinta y tres. 𝗟𝗹𝗮𝗺𝗮𝗿𝗮𝗱𝗮

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Sintieron cómo sus corazones se detuvieron por un segundo al escuchar las palabras del recién llegado delta, fijando sus sorprendidas miradas sobre la presencia de este, mientras por sus nucas resbalaba un fantasmal sudor frío, llenos de nerviosismo y tensión.

Una breve exhalación escapó de sus labios, como aquellas palabras que en ese momento querían pronunciar pero que no eran capaces de expresar. Una leve presión en el pecho se hizo presente, mientras el omega apretaba con fuerza la prenda del rubio.

Este pronto volteó a ver a su madre, quien al igual que el cabecilla de la clase 1-A, no lograba comprender en su totalidad lo dicho por Denki. Ninguno llegaba a una respuesta en concreta que pudiese contestar a las miles de dudas que sus mentes generaban por segundo.

Los ojos carmesíes del alfa menor presente viajaban rápidamente por el rostro de su madre, buscando algún indicio que reflejara lo que esta pensaba en ese momento, buscando alguna pista, aunque sea un mínimo alivio para lo que su preocupado corazón se cuestionaba. Sabía que su madre no sería como Enji, en verdad, nadie aparte de él en esa habitación sería capaz de tomar esa situación de una mala manera.

No obstante, ni esa misma seguridad era capaz de disipar sus profundos y acallados temores.

—¿Destinados? —cuestionó la única adulta presente, posicionando su visión en Katsuki.

La mirada de Mitsuki era lo suficientemente transparente como para que pudiese leerse con la misma facilidad que la de un cuento infantil, su vista era confusa, sus ojos de la tonalidad de un rubí buscaban respuestas, las exigían mientras que de paso, intentaba comprender porqué su hijo no se lo había dicho a tiempo. De haberlo sabido, estaba más que segura de que ese problema podría haber sido solucionado con gran antelación.

Mitsuki se encontraba profundamente desconcertada, sin embargo, esos eran temas que charlaría con su hijo una vez todo estuviera solucionado.

—Exactamente, Midoriya, Bakugo y yo somos destinados —Afirmó Shoto—. Es posible debido a que pertenezco a un género secundario que es un puente entre los omegas y los alfas. —añadió, previendo la siguiente pregunta a hacer.

—Un puente entre omegas y alfas… —Reiteró Aizawa, bajando los papeles que no eran más que las leyes impresas que protegían la unión de destinados— ¿Cuál es el nombre bajo el que rige esa jerarquía?

—Ipsilon.

Shota asintió mientras dejaba los papeles a un lado, rememorando que en algún punto de su vida había escuchado sobre dicho género secundario, no obstante, por la extrema rareza presente en esta, no creía que en algún momento llegase a toparse con una persona que estuviese atravesada por esta.

Un extenso suspiro de alivio fue dado por Denki, sintiendo cómo de sus hombros escapaba aquella carga que había mantenido esos días llenos de desesperación mientras buscaba hora tras hora información que pudieran utilizar contra la postura de Enji. Incluso hubieron noches donde descuidaba su sueño con el único objetivo de poder encontrar ese algo que le ayudara.

Hasta finalmente poder hallar una respuesta, un conciso e idóneo hecho que fue presentado por la omega que se encontraba a la cabeza en la representación del salón la noche anterior a llegar al colapso.

“Los destinados no pueden ser separados. Incluso por más de que una figura mayor así lo desee, está castigado por la ley de forma severa. Finalmente en los tiempos que corren, que tu alma destinada aparezca es verdaderamente difícil, y a nadie se le puede negar el derecho a estar con la persona que la vida te escogió.”

Sonrió satisfecho al escuchar esas palabras por parte de Yaoyorozu, solamente quedaba un paso más, demostrar ante la misma ley, que esos tres eran destinados auténticos.

𝗔mor 𝗱e 𝗧res || 𝗕𝖺𝗄𝗎𝗧𝗈𝖽𝗈𝗗𝖾𝗄𝗎Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt