14. Resolver

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Narra Austin

9 de Mayo, 2024.

Aflojo un poco mi corbata aunque mis manos tiemblan un poco. Estoy muy ansioso e intento controlarlo ya que no quiero tener un episodio de camino a la casa de mis tíos.

Observo a Amos que va a mi lado y su postura es tranquila dejándome un poco sorprendido.

—¿No estás ni un poco asustado? —pregunto extrañado.

—Lo estoy, pero si lo demuestro no sirve de nada. —Se encoje de hombros— Quiero poder resolver esto.

—Yo también —murmuro.

—Entonces te debes de tranquilizar. —Pone su mano sobre mi hombro en forma de apoyo.

Los siguientes minutos de camino los pasamos en silencio y sólo se escuchan nuestras respiración.

Cuando el auto se estaciona frente a la casa de mis tíos los nervios vuelven, pero intento tomar respiraciones profundas mientras llegamos a la puerta.

—¿Listo? —Amos pregunta.

—No, pero hay que hacerlo —respondo.

Amos finalmente toca la puerta y solo nos queda esperar que la abran. No pasa mucho cuando ésta es abierta por mi tía que nos mira totalmente sorprendida, en ningún momento le avisamos que vendíamos y es entendible.

—Austin y Amos... —murmura aún sorprendida.

—Buenos días —saludo mientras mi hermano hace lo mismo.

—Pasen, no se queden afuera. —Se hace a un lado dejándonos libre para entrar y besando nuestras mejillas en el proceso— No me avisaron que vendrían —dice extrañada.

Por lo general, las veces que venimos le avisamos, pero esta ves lo quisimos así.

—Fue de último minuto, tía —Amos responde.

—¿El tío Bill? —pregunto.

—En el comedor, estábamos por desayunar, aunque Ansel aún no baja. —Me tenso cuando nombra a mi hermano pequeño y no puedo evitar mirar hacia las escaleras— Vamos, quiero que tomemos desayuno.

Los tres caminamos hasta allí donde encontramos al tío Bill, quien también nos saluda algo extrañado e incluso podría decir que un poco nervioso.

—¿Cómo se encuentra Rose? Hace unos días me envió unas fotos de su pancita —tía pregunta con una gran sonrisa, y es que es inevitable no sonreír cuando uno habla de esa mujer.

—Muy bien, ya sabes que yo soy el que sufre —Amos se lamenta, aunque todos sabemos que en el fondo le gusta.

—¿Y los pequeños? —ahora también me pregunta.

—Hilary cada día más habladora, a veces no sé cómo hacer que su energía se acabe —me sincero.

Amo a mi hija, pero alguna veces me pregunto donde tendrá el botón de apagado.

—Me alegra oír lo bien que se encuentran, hace mucho que no los veo.

Dos años para ser exactos.

Ahora que lo pienso, si es demasiado tiempo, nunca había sacado la cuenta.

Pasos acercándose al comedor nos tiene deteniendo nuestra conversación y a los cuatro mirando la entrada por donde a los segundos puedo ver a Ansel.

Mis hombros se tensan.

Se siente extraño estar aquí, realmente es sorprendente ver a mi hermano menor, aunque ya no parece tan menor.

Todo Lo Que Quiero (#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora