Todo Lo Que Quiero (#2)

30. Cena

Bueno, esta actualización se me fue de las manos, se suponía estaría para el viernes, pero se me hizo imposible.

Ayer fue un día muy importante para mi, y literalmente me desconecté de todo. No puedo decir mucho, pero fue lo mejor del mundo.

¿Me perdonan? :(

200 votos, y 200 comentarios. Los amoo...

Narra Stacy

10 de Julio, 2024.

No puedo evitar los leves temblores en las manos, y las paso incontables veces en mi vestido como si este no pudiera estar más liso.

Doy un pequeño salto en el lugar cuando siento que Austin toma mi mano, y da un apretón. Giro a verlo, y a pesar que va conduciendo se da el tiempo para darme un guiño junto a una sonrisa que promete que todo saldrá bien.

Sí, en este momento nos dirigimos hasta la mansión de su hermano. Digo mansión porque Hilary fue muy seria al decir que su tío no tenía una casa pequeña, sino que algo mucho, pero mucho más grande.

¿Qué se podía esperar del magnate de New York? Definitivamente no esperaba una pequeña casa.

—¡Ya llegamos! —Hilary chilla emocionada sin dejar de ver por la ventana. Es como si nunca viniera.

Suspiro. Frente a nosotros se abre el gran portón dándonos el paso a la mansión.

—¿No los visita mucho? —pregunto extrañada.

—Lo hace, y muy seguido, pero a ella siempre le va emocionar cada visita —Austin ríe. No puedo evitar sonreír también.

Cuando finalmente aparca, ya no solo me tiemblan las manos, sino que me sudan como si hubiera mañana. Muy horrible, y vergonzoso.

—Con cuidado —escucho como Austin riñe a Hilary por salir de forma apresurada del auto.

—Ya sé, papi —bufa. Su ceño se frunce.

Austin me abre la puerta, y me ayuda a bajar con tranquilidad, pareciera no estar nervioso por la situación que estamos por vivir.

Yo me siento morir.

—Ajá, pero eso no evita que salgas corriendo como un loca. —Le pica un brazo que la tiene quejándose, pero igual sonríe.

—Yo no hago eso —se hace la desentendida, y se aleja algunos pasos.

Austin se gira a mi dirección.

—¿Muy nerviosa? —me pregunta. Se acerca hasta tomarme de la cintura, y así poder mirarme mucho mejor.

Atrapo mi labio inferior con fuerza.

—Mucho —confieso—. ¿Está mal si quiero salir corriendo?

Niega.

—Para nada. Entiendo tu nerviosismo, pero quiero que sepas que siempre voy a estar junto a tí, no te preocupes. —Me besa la frente con cariño, y solo puedo cerrar los ojos con una gran sonrisa.

—¡Vamos! —Ambos nos apartamos ante el grito de Hilary que nos espera en los escalones.

—¿Estoy pagando algún pecado? Mi hija cada día se vuelve más loca, y desesperante —se lamenta. Pero igual nos hace caminar hasta donde se encuentra Hilary, y así los tres llegamos hasta la puerta principal.

—Yo quiero tocar el timbre —Hilary pide, y antes de responder ya lo ha tocado.

Juro que pienso que en cualquier momento voy a terminar desmayada. Ni siquiera pude respirar de forma tranquila cuando se abre la puerta.