Parte 4

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Claudé había enviado las grabaciones de vigilancia al correo de Holmes en el servidor seguro de Scontland Yard, las cuales fueron recibidas con gran avidez y puestas en marcha.

Holmes y Padge observaron la hora en que comenzaba la filmación y distinguieron que se distanciaba de la hora del disparo por tan solo unos tres minutos y medio.

Inmediatamente distinguieron a un hombre joven, de entre 25 y 30 años de edad acercándose a la ventana de la residencia familiar. Cubría su rostro con una larga bufanda solo dejando al descubierto sus ojos. Se encontraba enguantado, lo cual era perfectamente entendible por el frío que azotaba a Londres en esos días. El hombre se detuvo frente a una de las ventanas de la casa, introdujo un hierro plano por debajo de la hendidura inferior y luego martilló hasta que la trabilla interior se destrozó cayendo al piso. Luego ingresó al domicilio del muerto y por unos cuantos segundos la cámara continuó observando el mismo punto por donde el intruso había desaparecido. Exactamente en el minuto 3, el ruido atronador de la detonación se hizo sentir y al cabo de unos segundos el intruso huye por el mismo lugar en el que se había hecho paso para perpetrar la residencia.

Ambos se miraron y por unos instantes parecían estar viendo algo dentro de sus mentes. Acto seguido, Holmes habló.

-Padge, pídele a Claudé que revise las cámaras de toda la manzana alrededor de la casa de Michael Bellamy, quiero saber quién es esa persona. De mi parte, haré aquella visita.

Denise suspiró un poco ofuscada por el hecho de que la continuara llamando por su apellido, algo que aparentemente no cambiaría, y por las atribuciones que se asignaba su compañero, que al parecer imaginaba que su autoridad pasaba por sobre ella. Asintió decidiendo posponer la discusión para cuando el caso estuviera resuelto o, en su defecto, cuando fuera más adecuado.

Holmes la observó en esos pequeños instantes de silencio sabiendo que Denise deliberaba con ella misma sobre lo que él le había indicado. Supo que debió actuar con más tacto pero las emociones sobre los nuevos descubrimientos que lo acercaban a un presunto asesino lo excitaban de sobremanera. Tomó su saco y salió con aires de abstraído de la estación.

Luego de tomarse diez segundos para respirar y dejar atrás la ofensa, comprendió que verdaderamente no era una mala decisión solicitar al técnico los videos de vigilancia de la manzana. Denise levantó el teléfono y prosiguió con la indicación, pero dándose los créditos.

-Correcto, Claudé,espero para esta noche el material. Por favor, envíalo a mi correo de la agencia. Adiós.

La inspectora cortó la comunicación, levantó la vista y se percató que en pocos minutos habría de ingresar por la puerta de la estación la señora Julia Conway. Se dedicó a matar el tiempo de espera leyendo el Times digital mientras daba un sorbo a su tibio café. En las sección de policiales aparecían unas cuantas noticias sobre delitos menores salvo por uno que le llamó particularmente la atención. El titulo versaba:

"Muere prometedor político en extraña situación"

Político... pensó para sí misma Denise.

En el momento en que se estaba por meter de lleno en la nota periodística, la recepcionista ingresó a su oficina para avisarle que una mujer llamada Julia Conway había llegada a la cita.

-Hazla pasar por favor, Beatríz.

-Enseguida -respondió la administrativa al tiempo que abandonaba la oficina con una leve reverencia.

Denise logró escuchar que por el pasillo se acercaban unos zapatos de taco muy ruidosos e imaginó sin dudar que deberían ser propiedad de la esposa del señor Bellamy. Efectivamente así fue, en unos pocos segundos tenían frente a sí a una mujer morena, alta, de largas y esbeltas piernas y cabello liso que la miraba con sus grandes ojos azabaches y con gran desazón.

-Disculpe, ¿es usted Denise Padge? -preguntó la mujer imaginando que estaba con la persona correcta.

-La misma. Pase señora Bellamy.

-Conway, llevo mi apellido familiar.

-¡Oh!, mis disculpas -respondió Denise un tanto sonrojada por haber olvidado ese detalle.

-No se preocupe, vayamos a lo importante -respondió esta última mientras los ojos se les enrojecían.

Denise asintió con un simple movimiento de cabeza.

-Señora Conway, como le transmití por teléfono, su marido fue encontrado muerto. La causa de muerte fue un disparo realizado por él mismo por debajo de su mandíbula. Lo extraño de toda la situación radica en que las pericias balísticas concuerdan en que la escena no fue montada, por lo cual estamos en las vías de un suicidio. No obstante hemos podido obtener algunas pistas que nos indican lo contrario: asesinato -comentó Denise reafirmando la palabra asesinato para observar las reacciones de su entrevistada.

-Por favor... ¡díganme que tienen algún sospechoso del asesinato de mi marido... se lo ruego! -respondió Julia entre el asombro y el llanto.

-Tenemos nuestras pistas y estamos sobre ellas. ¿Podría relatarme en detalle dónde estuvo usted la noche del 13 de enero?

-Por supuesto -dijo ella recomponiendo su voz y postura al tiempo que volvía a enderezar su rostro y le impedía a una lágrima traspasar el límite que la llevaría a la comisura de sus labios. -Cerca de las 19hs me despedí de Michael y me fui en taxi hasta Victoria Station, allí tomé el tren de las 20hs hasta Dartford. Una vez que llegué a Ebbsfleet International fui directamente hasta el restaurante"Le tre sorelle". Habré llegado al hotel cerca de las 23.30hs.

-Julia, ¿se comunicó con su esposo luego de su llegada al hotel?

-En el momento en que tomé asiento en el restaurante llamé a mi casa tanto como a su teléfono celular. No obtuve respuesta. A pesar de eso no me alarmé porque Michael suele acostarse temprano y es de tener un muy buen sueño. Claro que todo cambió cuando recibí su llamado...

Julia detuvo sus palabras, se puso de pie e intentó tomar todo el aire que podía. A cada segundo sentía como si su pecho se comprimiera y no le permitiese respirar.

Denise, acostumbrada a ese tipo de situaciones se levantó y con diligencia le alcanzó un vaso con agua a la señora Conway.

-¿Necesita algo más de mí? -repuso Julia una vez que su respiración se normalizó.

-Solo una cosa más, y luego podrá retirarse.

Ella mostró disposición de escucha.

-¿Tiene su boleto de tren?, es necesario que corroboré en lo posible su coartada.

-Claro que sí, aquí está.

Julia alcanzó a Denise el boleto cortado a mano que indicaba el viaje de Londres a Darfort mediante el tren de las 20hs y desde Victoria Station.

-Perfecto señora Bellamy, estaremos en contacto con usted.

Julia asintió con un leve movimiento de cabeza y antes de retirarse por completo de la oficina de la inspectora Padge dijo, con furia retenida:

-Le ruego que encuentre a quien hizo esto. No solo he perdido a mi esposo, sino a mi futura familia.

Denise se limitó a asentir con una simple mirada.

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Los casos de Saint Vincent Holmes [Ganadora Wattys2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora