Capítulo 2

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Cap. 2

El éxtasis de un nuevo caso, la desafiante incertidumbre y la pesadez de su apellido le provocaban un estrago de emociones que Holmes se ocupaba en no dejarlo a la vista de los demás. Cuando la fachada de la estación se hizo visible retiró dinero de su billetera, pagó dejando el cambio y abandonó el vehículo sin dirigir la palabra al conductor, que a esas alturas lo miraba con desprecio.

Con los pies sobre su escritorio y la boina de su abuelo sobre sus ojos, Vincent fue disminuyendo el ritmo de su respiración contabilizando con lentitud para dirigir su pensamiento al ejercicio más aburrido posible y así conciliar el sueño. La pesadez se hizo presente y algunas imágenes comenzaron a circular por su mente.

"¡Señor Holmes!" gritaba una mujer sin rostro y a lo lejos. Vincent volteó de inmediato, pero al hacerlo, la mujer miraba directamente a Sherlock con cara de gratificación. En esa escena, Vincent estaba de más.

—Señor Holmes...

—Déjame a mí Beatríz —interrumpió la inspectora Padge mientras ser acercaba a Vincent para presionarle las fosas nasales. Apenas unos segundos y Holmes gritó contorsionando su cuerpo mientras al corazón lo sintió golpeando el pecho.

—¿¡Qué diablos haces, Padge!? —gritó desaforado mientras intentaba sentarse y calmar su respiración. Mientras tanto, Denise y Beatriz reían como cómplices satisfechas por sus fechorías.

—Tenemos algunas novedades de Claudé.

—Adelántate, yo iré enseguida —respondió Vincent largando fuertemente la respiración en tono de fastidio.

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—¿Ves Denise? —indicó Claudé. —El horario es anterior a la llegada de la policía.

—Podría decirse que en principio habría dos sospechosas... ¿Dónde estará Vincent? —se preguntó Denise.

—Escucho un refunfuño a lo lejos... —aventuró Claudé riendo.

—Vincent, captamos algo de las cámaras que están frente al edificio. Se trata de dos mujeres, ambas ingresaron por la noche. Una de ellas —y Claudé mostró a Holmes la imagen. —a las 19.30hs y la otra a las 20hs.

—¿Visitantes? —consultó Holmes.

—Sí, ambas. Se retiraron a la mañana siguiente, la de las 19.30 a las 7.10 y la restante cinco minutos después.

—La primera mujer fue sencillo de identificar —adelantó Claudé. —Al salir mira directamente al parque y el rostro es distinguible sin inconvenientes. Se trata de Sara Perk. Pero la segunda mujer... —introdujo Claudé con lamentos. Calló para darle play al video y que Vincent lo viera con sus propios ojos.

En el momento en que la segunda mujer se retiraba del edificio una ventisca levantó su bufanda cubriéndole el rostro al mismo tiempo que con sus manos intentaba detener el abrigo volviéndose a tapar.

—¡Y una mierda...! —gritó Vincent. —Con los rasgos físicos algo podré hacer —dijo en un intento de consuelo. —Padge, ve a interrogar a esa tal Sara Perk, yo veré qué puedo averiguar de la segunda mujer.

Ante el revoleo de ojos de Denise, Holmes retiró una pequeña libreta de su bolsillo y realizó las siguientes anotaciones:

Pelo castaño oscuro, sobretodo negro, bufanda bordó, 1,65m aproximadamente, cuerpo delgado y piernas esbeltas.

Pasando de lo anticuado a lo moderno, Holmes guardó su libreta y retiró su celular del bolsillo para llamar a Abby Milred.

Los casos de Saint Vincent Holmes [Ganadora Wattys2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora