Capítulo 4

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Cap. 4

Una preciosa mujer de pelo castaño oscuro y cuerpo delgado y juvenil salía del 15 de Montagu Square al tiempo que Vincent descendía del taxi.

—Señora Wolf... —interrumpió Vincent mientras iba a hacia ella.

Wolf se dio vuelta y con un aire de interrogación miró fijamente al inspector.

—¿Quién pregunta? —dijo luego de una pausa.

—Soy el inspector Holmes. Estoy investigando un asesinato. ¿Tendría un momento?

—¿En calidad de qué usted me convoca, inspector?

Vincent se había dado cuenta de la astucia de la mujer y, al menos por esa primera impresión, pensó que su fama le era bastante justa.

—No es necesaria la defensa, señorita Wolf, solo necesito transmitirle información. Es mi responsabilidad como inspector a cargo.

Catherine exhaló aire por la nariz, elevó las pestañas y con un giro de cabeza le indicó a Vicent que la siga. Él, sabiendo que ninguna estrategia intimidatoria funcionaría, agradeció y caminó en la misma dirección que la afamada abogada.

En silencio ingresaron al bar ubicado en la esquina y se sentaron enfrentados, tal como Holmes imaginaba la situación general con Catherine. Ella pidió un café chico, negro y sin azúcar, en tanto Vincent uno grande y cortado con leche.

—¿Me va a decir el porqué de esta cita improvisada, señor Holmes?

—Maximilian Robertson ha sido encontrado muerto hoy a las 9hs... —dijo Vincent pausando sus palabras para observar con detenimiento el rostro de la mujer en busca de algún indicio de culpabilidad. La poca sorpresa podía ser expresada por un nimio movimiento de elevación de las cejas y apertura de los ojos; observó el movimiento de los labios, el ritmo de la respiración y la mirada de la señorita Wolf. Las cejas apenas se les elevaron, su respiración se mantuvo en los cauces normales y los dientes superiores apretaron el labio inferior.

<Poca sorpresa...> —pensó Holmes.

—No puedo decirle que realmente sea algo que me duela inspector, pero tampoco que me tenga sin cuidado. Maximilian fue mi esposo durante más de quince años.

Holmes observó cómo la mirada de Catherine se perdía en silencio hacia la taza de café tras pronunciar las últimas palabras.

—Ese hijo de puta me engañó durante más de cinco años con una mujer mucho más joven. No espere otra cosa de mi parte inspector. ¿Usted sabe lo que implicó para mí descubrir que el hombre que yo había elegido para pasar mi vida me estuviera engañando con una jovenzuela que, además, no tenía ni los estudios mínimos? Claro, también es entendible que se sintiera más hombre con una zorra de esa estirpe que a mi lado —dijo Catherine intentando darse aires y arrojando sobre la mesa un dejo de superación que, a los ojos de Vincent, solo evidenciaban lo dolida que la mujer estaba. —Si su vida terminó tan miserable como fue él, entonces todo se ordenó.

El odio comenzó a hacerse visible en los ojos de Catherine; una mujer llena de resentimiento se hizo paso a la abogada serena de minutos atrás. Ella dio el último sorbo a su taza de café y, tras dejarla en la mesa, anunció su retirada.
Una vez lista para partir, Wolf miró a Vicent y le dedicó unas palabras:

—Sé que usted me tiene como probable sospechosa y que mis últimas palabras no me van a ayudar, pero usted investigue, no va a encontrar nada para incriminarme inspector.

—¿Dónde estuvo anoche? —dijo él haciendo omisión de las palabras de Catherine.

—Sabe que no necesito decírselo, pero me alegré la noche con unas copitas de champagne en una exposición de arte. Puede corroborarlo, hay cámaras de seguridad y listas de invitados.

Las expectativas de Vincent de encontrar en la mirada de esa mujer algunos rastros de culpa se habían consumido tan rápido como la taza de café de Wolf. Se encontraba molesto por la encerrona en el caso. El aspecto físico de la ex esposa de Maximilian coincidía con la segunda mujer de las filmaciones, por lo que se habrían algunas posibilidades: o bien era Wolf y mentía acerca de su actividad la noche anterior, o bien Wolf decía la verdad y había una tercera mujer. La obviedad de la observación molestó aún más a Vincent, sumado al hecho de que, en caso de que la mujer de la filmación no fuera Wolf, no tenía ninguna otra línea a seguir en la investigación, al menos de momento.

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—Denise, ¿alguna novedad con Sara Perk? —dijo Holmes una vez que su compañera contestó al otro lado del teléfono.

—Hola Vincent, sí, estoy bien, ¿vos?

—Vamos Denise, no hay tiempo para jugar a las cordialidades.

—Se la notaba claramente ansiosa. Confirmó haber estado ahí pero dijo que oficialmente lo iba a negar. Resulta, al menos, extraña la actitud.

—Gracias. Tienes que buscar eventos de exposición de arte que coincidan con la noche del asesinato, Padge. —dijo Vincent antes de finalizar la llamada.

Los casos de Saint Vincent Holmes [Ganadora Wattys2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora