La travesura

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Los días pasaron, y la rutina para los pequeños Shinji y Kaworu se fue normalizado en la escuela. Y entre ellos, las cosas habían evolucionado: ya se habían intercambiado sus números de teléfono y conversaban ocasionalmente los días libres. Se seguían sentando juntos y así también aprendiendo más del otro, hasta que un día, la tranquila rutina en la escuela, se vio fuertemente alterada por un suceso casi ridículo.

Ya habían pasado dos semanas exactamente desde que Kaworu llegó; y ese día, dos de los compañeros que solían molestar a Shinji fueron los primeros en llegar al salón. Tenían preparada una broma para su profesora. Una no muy original, pero sí bastante molesta: poner una tachuela en su silla. Aprovechando el horario se pusieron a preparar todo, tenían el implemento y la víctima, pero aún les faltaba un chivo expiatorio.

—Tengo una idea —dijo uno de los chicos—. ¿Por qué no finjimos que fue Shinji?

—¿Qué? Pero... ¿Cómo se supone que le echaríamos la culpa? —preguntó el otro.

—Fácil... podemos hacer que entre a la escena del crimen en el momento que llegue la maestra... tú sígueme el juego, será sencillo.

Rato después con la tachuela ya colocada y con varios alumnos en el salón, incluido Shinji, los chicos pusieron en marcha su "complejo" plan.

No había manera de que alguien supiera que la tachuela la habían colocado ellos, así que esperaron a que la maestra estuviera llegando al salón de clases, y de la nada, muy rápidamente, lanzaron una goma de borrar al suelo en dirección a su mesa.

—Hey, Shinji, ¿me alcanzas esa goma? —pidió el chico apuntando hacia donde estaba.

—¿Ah...? Sí, claro... —respondió Shinji, amable como siempre, a pesar de que tenía en cuenta que en algunas ocasiones esos chicos no le habían tratado muy bien.

Shinji se dirigió a recoger el objeto, acercándose más a la mesa y silla de la maestra. En ese momento estaba entrando ella y Shinji al levantar la vista vio la tachuela en la silla e ingenuamente, la tomó para observarla con curiosidad.

—Shinji, ¿no hay nada más en el suelo? ¿un lápiz o un sacapuntas? —le preguntó el otro chico únicamente para distraerlo y hacer más confuso todo.

Shinji al oírlo, volteó rápidamente y sin querer dejó la tachuela donde estaba sin percatarse de nada. Todo esto a ojos de la maestra y evidentemente, ésta al ver la situación de manera superficial, creyó lo peor.

—¡Shinji! ¿Qué estás haciendo? —preguntó Misato muy molesta.

Los chicos, aunque no hicieron finalmente una broma directamente a la maestra, se consideraron satisfechos con responsabilizar al otro niño y reirse a sus expensas.

—Ehh... nada, maestra Misato, sólo estaba... recogiendo una goma... —dijo Shinji sin saber muy bien cómo actuar ni qué decir.

En eso, los últimos chicos fueron llegando al aula, pues casi era hora de empezar las clases. Entre ellos estaba Kaworu, quien como todos los demás se percató de la incómoda situación.

—¿Nada? ¡Pero Shinji, si te he visto con mis propios ojos colocar esa tachuela en mi silla! —dijo enojada apuntando a su asiento— ¿sabes que está muy mal lo que acabas de hacer? ¡Por suerte no me senté yo ahí!

—¡Pero maestra, yo no hice nada, de veras! ¡sólo estaba aquí y encontré por casualidad la tachuela en su asiento! —se excusó Shinji, desesperado.

Todos presenciaron en ese momento cómo Shinji recibía una reprimenda de lo más escandalosa por parte de la maestra. Y Kaworu escuchó detrás de él unas leves risas de unos compañeros. Cuando se dio la vuelta se percató de que eran los mismos que siempre eran desagradables con Shinji. Los mismos que juzgaron mal tan gratuitamente la escultura de su comañero unas semanas atrás.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now