Cuestiones paternales

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Tal como le dijo su madre, al poco rato de beber su leche caliente y comer su emparedado, Shinji se fue preparando para ir a la cama luego de tan agotador y maravilloso día.

Sus padres entre tanto quedaron viendo televisión en la sala de estar, y hasta ese momento todo iba relativamente a un ritmo que Yui hubiera esperado. Aún no quería hablar del tema, y mucho menos con Shinji estando cerca de ahí. Sin embargo, ese día Gendo estaba inusualmente perceptivo.

—Shinji llegó muy feliz a casa el día de hoy, ¿No te parece? —interrumpió sus pensamientos.

Yui tosió disimuladamente. Aunque pensándolo bien, no debía ser muy difícil no delatar el hecho de que a su hijo se le habían declarado esa tarde.

—Sí, es que... ya sabes como son los niños... —dijo Yui— Aunque sean callados y tímidos en cualquier momento pueden llegar y deslumbrarnos con su energía... Y por suerte hoy nuestro pequeño retoño estaba muy alegre...

—Mh, tienes razón. Eso debe ser —Gendo Ikari no podía sacar de su cabeza una extraña preocupación. Nunca había sido un hombre de presentimientos. Siempre fue pragmático y enfrentaba los hechos como vinieran, pero ahora no tenía idea de qué era exactamente lo que ocurría, ni mucho menos como afrontarlo.

Mientras sus padres mantenían una guerra interna cada uno por diferentes motivos, el pequeño Shinji ya estaba en su cama, con sólo una lámpara encendida para observar por última vez en el día,  ese bonito anillo que le había regalado su... amigo. Su más querido, apreciado y adorado amigo.

Sonreía maravillado, mientras pensaba con ilusión que tal vez Kaworu en su casa estaría haciendo lo mismo.

—Te quiero mucho, Kaworu.. —susurró y besó con cariño su anillo para ponerlo en su mesita de noche. Luego se acurrucó con su osito de felpa y se durmió al poco rato.

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Era cierto, Kaworu aunque no se había acostado aún, estaba en una situación similar, contándole a sus padres lo genial que había sido su día, y lo contento que estaba de haberle dado su anillo a Shinji. La gracia que expresaba al relatar la magnífica historia de cómo Rei y Asuka, esa niña que le caía tan mal, le habían ayudado, no hacía más que acrecentar la felicidad de sus padres, quienes se miraban entre sí, emocionados y satisfechos al ver que su hijo se había tomado de la mejor forma la situación y que encima de todo, había tenido mucha suerte al ser totalmente correspondido.

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Algo con lo que nadie contaba, era que Gendo Ikari estaba dispuesto a averiguar de una vez por todas que ocurría detrás del inusual comportamiento de Shinji.

Y así lo hizo. Mientras el pequeño estaba durmiendo apaciblemente, entró cauteloso en la habitación y buscó con la mirada aquel objeto que había vislumbrado en la mano de su hijo cuando llegó a casa. El anillo.

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A la mañana siguiente, Shinji se despertó un poco más tarde de lo usual, y luego de buscar unos momentos por la casa, se dio cuenta de que su madre ya no se encontraba en casa.

—Papi... ¿Mami ya se fue al trabajo? —le preguntó mientras estaban ambos sentados en la mesa, listos para desayunar.

—Sí, Shinji...

—¿Tú me llevarás al preescolar hoy, papá?

—Así es —tomó un sorbo de café— Por cierto. Ayer entré en tu habitación luego de que te durmieras, y encontré un anillo en tu mesa de noche. ¿Puedes explicarme cómo llegó eso ahí?

—Umh... Me lo dieron ayer... —bajó la mirada.

—¿Quién te lo dio, Shinji? —inquirió alzando la voz.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now