Ganando terreno

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El resto de la semana pasó muy rápido. Con los días las respectivas madres de los pequeños se pusieron de acuerdo para que pudiera concretarse la junta; y paralelamente a Shinji y a Kaworu se les fueron ocurriendo muchas ideas para escribir y dibujar su libro. Las compartían y discutían entre ellos, para luego anotarlas en el borrador definitivo. Y finalmente, para el día viernes, ya tenían la historia bien armada y estructurada en el cuaderno de Kaworu.

―¿De qué va a tratar, querido? ―preguntó la madre de Shinji mientras lo iba a dejar al preescolar.

―Bueno, es simple. Se trata de unos extraterrestres que invaden la tierra pero dos niños los vencen con el poder de la amistad... y con grandes armamentos, claro.

Yui reprimió una carcajada, pues encontró muy excéntrica pero a la vez simplona la idea. Le pareció además una obvia auto inserción, pero bueno, después de todo mientras hicieran una historia dinámica, divertida y la presentaran con bonitos dibujos el trabajo estaría aprobado.

―Si quieres puedo ayudarles con las faltas de ortografía, hijo, para que esté todo perfectamente escrito ―sugirió Yui.

―Bueno, está bien mamá, gracias...

Una vez llegaron a la escuela, se despidieron y Shinji se fue al salón de clases con sus compañeros.

―¡Kaworu! ¡Veo que trajiste todo! ―lo miró asombrado Shinji al percatarse de todos los materiales debajo de la mesa.

―Ja ja, sí... Es que como lo haremos en tu casa yo quise aportar con los materiales al menos ―rio suavemente.

―Está bien, pero en mi casa hay más materiales por si falta alguna cosa ―aseguró Shinji.

Así, el día se fue muy rápido en las restantes planificaciones del trabajo y unas cuantas actividades que les dio en el momento la maestra, y para la salida ya iba Shinji acompañado de Kaworu al encuentro con su madre.

―Hola, Kaworu, ¿qué tal estás? ―Yui le ofreció la mano al pequeño niño, gesto que fue correspondido con la misma amabilidad.

―Muy bien, señora Ikari, muchas gracias ―dijo con la mejor de sus sonrisas.

―¿Están listos, no? ¿No se les queda nada?

―No, nada de nada, mamá...

―Muy bien, entonces vamos ―dijo alegremente Yui.

En el camino los chicos se fueron charlando tranquilamente pero a la vez se pusieron inusualmente tímidos. Kaworu por su parte sentía agrado por la madre de Shinji pero ahora que estaba ella en medio no se sentía con la confianza suficiente como para hablarle a su amigo con la soltura con la que solía hacerlo, y además, ¿Para qué mentir? También se sentía un tanto ansioso por llegar a su casa, sobretodo porque nunca había ido a la casa de algún amigo. Bueno, tampoco había tenido otro amigo aparte de Shinji.

A Shinji mientras tanto le ponía un tanto nervioso el hecho de que estaba su padre esperándolo en casa. Sabía que no debería de tener miedo, pues sólo era una sensación sin fundamento lógico. Pero ésta estaba muy presente por alguna razón que no llegaba a comprender del todo. Tenía miedo. Específicamente de que su padre conociera a Kaworu. Pero sobretodo de que lo desaprobara por alguna razón.

De repente su madre, como si le estuviera leyendo la mente, le habló.

―Hoy tu padre llega temprano del trabajo así que ya debe estar esperándonos... Ojalá tenga los bocadillos listos como le pedí.

Shinji por supuesto ya tenía eso muy claro. No había necesidad de que su madre se lo recordara.

―¿Y qué va a haber para comer, mamá? ―preguntó para distraerse un poco del tema.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now