¿Qué es lo que siento? Parte II

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N/A: Este capítulo se abordará desde la perspectiva de Kaworu

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El viento soplaba muy fuerte. Tanto, que todas las hojas secas del árbol frente a la ventana de su habitación estaban cayendo violentamente. Dubitativo, rememoraba al otro niño que seguramente lo aguardaba en el preescolar.

Suspiró pesadamente y aunque por una parte le desagradaba la situación desafortunada en la que se encontraba, mayormente no podía evitar sentir que la suerte estaba de su lado. Kaworu se hallaba algo congestionado y sumamente decaído. Obviamente, sin ninguna posibilidad de ir al encuentro de su compañero.

Se levantó tan sólo unos instantes y se puso de puntillas para mirar por la ventana mientras se lamentaba un poco. Lo que sí era seguro es que se sentía realmente tonto por haber salido a la lluvia con sólo una camiseta de mangas cortas durante la tarde del día anterior, y ahora pagaba el precio quedándose en casa ese día lunes. Y por Dios que se aburriría sin nada que hacer. Él, tan activo como era, siempre quería estar haciendo algo, ya fuera jugar, dibujar o tocar música. Lo que sea menos estar en cama y sólo leer revistas.

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Durante la primera mitad del día se levantó a penas para sacar unas galletas de la cocina, cuidando que su madre no lo sorprendiera, y luego seguió descansando en su cama, calentito. Hacía bastante frío, y a pesar de que siguió algo aburrido, a partir de cierta hora comenzó a disfrutar más de haber faltado.

Pero aunque un descanso no le venía mal, sí que se sentía un poco triste por su amigo.

Seguro el buen Shinji lo esperó cada vez más impacientemente conforme pasaron los minutos en las primeras horas de la mañana. Y seguramente ahora estaría algo abatido ya que Kaworu solía llamarlo si se presentaba un inconveniente que lo hiciera faltar al preescolar.

El desconcierto se hacía presente de nuevo en sus pensamientos, ya que si era honesto consigo mismo, no tenía muchas ganas de ver a Shinji esos días. Es más, desde hace varios días, tenía la extraña sensación de querer evitarlo. Cuidaba demasiado que no se diera cuenta, y para nada estaba enojado, pero se sentía muy raro estando con él. Antes las emociones agradables lo rodeaban el 100% del tiempo si se trataba de Shinji, pero ahora no estaba seguro de qué era lo que sentía.

Aquel tema se lo estuvo planteado desde hace varios días y cada vez tenía más peso tanto en su mente como en sus acciones involuntarias.

El niño suspiró y miró por la ventana. Luego con determinación, tomó una pequeña libreta de notas que estaba en su mesita de noche y un lápiz para escribir:

"Cómo saber si me gusta Shinji:

□ Me divierte mucho.
□ Quiero estar cerca de él todo el tiempo.
□ Me revuelve el estómago (de buena manera).
□ Pienso que es muy lindo".

Miró con detenimiento la hoja de papel. Nunca había sido un niño sociable, pero según él, basándose en lo que había escuchado, en cosas que había leído y en lo que solía ver en televisión, aquellos eran los parámetros básicos para gustar de otra persona. Y no podía seguir mintiéndose a sí mismo como para no hacerse ese cuestionamiento interno a esas alturas.

El primer punto siempre lo había sabido. Desde que lo conoció y se sentó a su lado en el primer día de clases de toda su vida, notó una simpatía particular de su parte.

Era muy tímido e introvertido, pero de alguna forma muy abierto también. Le divertía escuchar como sin querer revelaba algunos detalles de su privacidad, como que tenía dinosaurios de plástico ordenados por tamaño y por color, o como que le gustaban las galletas con chispas de chocolate. Por lo mismo le parecía extraño que casi no tuviera amigos como tal, aunque se rodeara de otros chicos constantemente y contara con tanta gracia y encanto sus aventuras.

Seamos amigos (KawoShin)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora