La reunión más especial

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A diferencia de la vez anterior, sólo hizo falta una breve llamada telefónica para organizar y concretar la esperada junta. Y una vez que la madres hablaron, ya sólo restó esperar la noche del viernes.

El sábado, Shinji se levantó casi a las siete de la mañana, no sin antes ver el sol salir. Estaba muy contento y energético, así que rápidamente despertó a su madre para que le hiciera el desayuno. Ya le habían dicho que el padre de Kaworu pasaría por él cerca de las 10 y media de la mañana para llevarlo. Y claro, él esperaba que su amigo viniera también su encuentro.

Al acercarse la hora prometida, Shinji ya estaba recién bañado y arreglado, con todo listo en su mochila. Su madre le había comprado algo de ropa nueva en la semana y la estrenó especialmente para ese día.

Unos minutos después tocaron la puerta y su madre fue a abrir. Shinji, salvo por el hecho de que saludó amable y tímidamente al padre de su amigo, ignoró completamente las interacciones formales de ambos adultos, ya que Kaworu lo saludó efusivamente y ambos dieron saltitos de alegría al estar en tan esperada situación.

Cuando ya estaban por irse, su madre se despidió de ambos.

―Pórtate bien, Shinji. Y pásala muy bien con tu amigo... ―sonrió a Kaworu, que no se despegaba del lado de Shinji.

―¡Sí, mamá! ―dijo alegremente.

―No se preocupe, los niños la pasarán muy bien. Mañana traeremos a Shinji a esta misma hora ―dijo el padre de Kaworu.

―Muchas gracias. Nos vemos, niños...

―¡Adiós! ―dijeron al mismo tiempo mientras se iban por la puerta de la calle. Pronto ambos subieron a la parte trasera del auto, dejando a la madre de Shinji muy contenta.

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Cuando los chicos subieron al automóvil, se acomodaron para el viaje y Kaworu le ayudó a ponerse el cinturón de seguridad a Shinji. Luego de eso, el más pequeño comenzó a verse asaltado con preguntas clásicas de adultos.

"¿Cómo estás, Shinji? ¿Hace cuánto eres amigo de mi hijo, Shinji? ¿Qué edad tienes? ¿Qué te gusta hacer?"

Parece que a los adultos les gustaba saber todo. Shinji respondió como pudo a tales interrogantes, mientras su amigo trataba de aguantar una leve risa a su lado. Se acordó de que hasta ahora el padre de Kaworu no lo conocía y tal vez era natural que quisiera saber más del mejor amigo de su hijo.

Sí, porque a esas alturas era bastante obvio que ostentara él y nadie más que él ese magnífico título, por más increíble que pareciera.

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Fue un largo camino hacia la casa de Kaworu. A Shinji le fascinaba mirar por la ventana y percatarse de que cada vez estaba más y más lejos de las casas y edificios de la ciudad, y en lugar de eso lo comenzaba a invadir el aroma a flores, a tierra húmeda y campo en general. Pasaron por un sector donde se ubicaban pequeñas y rústicas casas. Pero claro que Kaworu no vivía por ahí, sino en una gran parcela en la que se adentraron poco después. Shinji se asombró aún más cuando vio la enorme casa de Kaworu. ¡Era tan elegante y bonita! Además se veía muy amplia, sin contar el enorme y bonito jardín lleno de árboles y pasto verde en el cual tenían aún más espacio para jugar y divertirse.

Una vez salieron del auto, Kaworu tomó de la mano a Shinji y enérgicamente le dio un mini tour por la entrada de su casa, indicándole qué cosas podían hacer luego de almorzar.

―¡Ya llegaron! ―los recibió la madre cuando entraron a la casa―¿Quieren galletas?

―¡Yo sí! ―Kaworu sacó alegremente un par de galletas.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now