12

21.9K 2K 385
                                    


RAISA

La hora del almuerzo hace poco finalizó, y al ocupar mi asiento de regreso en el salón, me sorprende no encontrar a Scott. ¿En dónde se habrá metido?

No parece tener ni la menor idea de cómo funciona un instituto. Debí advertirle que estuviera al pendiente del timbre.

—Examen sorpresa. —El profesor entra. Murmullos de miedo y protesta lo reciben.

Por suerte, cada vez que hago la tarea, me aseguro de concientizar el tema. De este modo evito momentos desagradables e imprevistos como este.

Cuando el profesor pone la hoja de respuestas y otra de preguntas en mi escritorio, las reviso. Me siento preparada, pero tampoco lo hago evidente.

Después de darnos la orden para empezar, el profesor toma asiento en su escritorio y se ocupa por completo de unos documentos. No se percata de que algunos han sacado sus teléfonos celulares o hasta los apuntes para copiar. Por mi parte, jamás correré ese riesgo. No puedo. Los nervios no me permiten ni tan siquiera sostener el lápiz con firmeza.

Sintiéndome segura de mis conocimientos, comienzo a marcar las respuestas con calma y prestando mucha atención.

Una hora más tarde, ya estoy terminando cuando el director llama a la puerta. El profesor sale después de advertirnos, pero poco le importa al resto, pues al verlo cerrar a sus espaldas, los susurros empiezan. Todos quieren saber las respuestas del examen lo más pronto posible, y se apresuran para intercambiar valiosa información. Este mundo está lleno de gente corrupta. Necesita de una gran limpieza para eliminar a toda esta clase de parásitos.

—Raisa. —Alguien pronuncia mi nombre, e inconscientemente volteo para comprobar quién acaba de llamarme.

Alexa me saluda con un gesto muy espontáneo. Extrañada, mi atención está de vuelta en mi escritorio, justo cuando una sombra termina de pasar veloz junto a mi rostro. Al fijarme con mayor atención, descubro que una nueva hoja ha sido colocada sobre mi escritorio.

Las respuestas están en blanco. Tan solo hay garabatos con corazones y un "S y D" escritos en la orilla. Acaban de cambiarme el examen.

Giro hacia la persona sentada detrás de mí. Daisy termina de escribir su nombre en el que era mi examen.

—Devuélvemelo.

—No. —Lo aleja de mi alcance.

—Es mío —protesto.

—¿Qué parte del "NO" no entendiste? ¿La "N" o la O"? —pronuncia pausadamente mientras se echa hacia atrás, evitándome.

—¿Algún problema, señorita Berycloth? —El profesor entró en algún momento, y no me di cuenta.

—Sí. —Se adelanta Daisy—. Raisa quiso copiar mis respuestas.

—¡No es cierto! —Me hubiera gustado sonar más convincente, pero el pánico se apodera de mi sistema, convirtiéndome en un manojo de nervios. Casi parece que en realidad soy yo la que miente.

El profesor se acerca a mi escritorio, y cuando ve la hoja de respuestas en blanco, la sangre en mi cuerpo termina de enfriarse.

—No has contestado nada —me reprende.

—Daisy me ha quitado mi hoja de respuestas —le aseguro, pero cuando él mira hacia su escritorio, no solo comprueba que su nombre está escrito, sino que, además, también se las ingenió para poner algunas marcas con bolígrafo color rosa.

Lo que me pasa por no haber escrito mi nombre primero. Ella fue muy rápida.

—Estoy muy decepcionado de ti, Raisa —comenta el profesor.

Amando la Muerte ✓Where stories live. Discover now