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RAISA

Esta mañana decido tomar el desayuno una hora antes de lo usual, Scott tampoco se queja al respecto. Ahora comprende el motivo por el cual evito cualquier tipo de encuentro con Etta o el señor Hastings.

Cuando Scott me contó la forma en que el gato cambió para lucir como un formidable hombre, el miedo y la vergüenza de inmediato me asediaron al recordar las tantas veces que mudé de ropa en su presencia, las muchas otras en las que desperté cuando él me lamía, pero lo peor de todo concluyó en ese último sueño húmedo motivado por sus mordiscos y lamidas desenfrenadas.

Al final, también terminé sintiéndome enferma.

Y la parte aterradora finaliza en las innumerables ocasiones en las que Prince me hirió hasta hacerme sangrar. No sé qué es lo que quiera de mí, sin embargo, ya no puedo bajar la guardia con respecto a ese gato.

Al terminar, dejo la losa en el lavaplatos. Planeo ir en busca de Leire. Desde la última conversación que tuvimos en mi habitación, no hemos hablado nuevamente. Parece que el trabajo la mantiene ocupada. Sale muy temprano, y la escucho llegar durante altas horas de la noche.

Salgo de la cocina hacia un pasillo, y de reojo advierto una silueta sombría muy particular terminando de girar la esquina.

Scott y yo cruzamos miradas.

—¿También lo viste? —le pregunto. Tengo la piel de gallina ahora mismo.

Parecía un animal, pero absolutamente no era como Prince. Este era más alto y también carecía de su elegancia al caminar sobre sus cuatro patas. Era más descuidado y rudo.

—¿Permiten mascotas en el hotel? —Avanza un par de metros por delante de mí.

—No. Pero ciertamente parecía un perro, y uno muy grande. —Nerviosa me acerco a Scott.

—Más bien tenía la apariencia de un lobo. —Lo busca con la mirada, sin dar con él.

—Ese camino dirige hacia el jardín —le indico. El semblante de Scott se marca por la sospecha. Sé en lo que está pensando—. ¿Crees que sea obra de Prince?

—Hay que averiguarlo. —Avanza en esa misma dirección.

Apresurada intento seguirle el paso, no obstante, en frente de las escaleras principales del Lobby, alguien me llama. Scott me hace un gesto que me dice que seguirá solo, y pronto lo pierdo de la vista.

—Te levantaste temprano el día de hoy. —Leire persigue el recorrido de mi vista, pero tan solo encuentra un pasillo vacío.

—Y tú, ¿trabajo de nuevo?

—Ajá. —Termina de bajar las escaleras y se detiene en frente de mí—. ¿Qué tal el instituto?

—Genial. De hecho, me invitaron a una fiesta este viernes por la noche.

—¿En verdad? —Su sorpresa por poco me hiere—. ¿De quién? ¿Tiene que ver con tu cumpleaños? ¿Irás con alguien?

Me examina, poniéndome los nervios a flor de piel. Jamás nos hemos encontrado en esta situación.

—Es la fiesta de una... amiga. No me quedaré más de las doce. Pero tampoco debes preocuparte, estaré con Scott.

—¿Scott? ¿Quién? —Entrecierra los ojos, mirándome con sospecha—. ¿Tienes novio?

—¿Qué? ¡No!, diablos no. Es nuevo en el instituto.

No sé de qué forma percibe mi nerviosismo. Tan solo espero que no se tome las cosas a mal.

Amando la Muerte ✓Where stories live. Discover now