Espacio personal

9 1 0
                                    

Enfadada como nunca había corrido con el caballo negro que le habían prestado por todo el bosque hasta encontrar un descampado precioso lleno de flores y piedras enormes.

- Es un sitio precioso, ¿verdad? - susurró una voz detrás suyo

- Sí lo es Ross - mientras seguía mirando el claro que se había formado justo delante de sus ojos

- Escucha, Aidyn es..

- Sí, lo se - cortó ella, no quería escucharlo - Ha sido sincero, como yo y la vida es así. Solo estoy enfadada, se me pasará

- Y dolida, lo veo en tus ojos

- Me duele una muerte no unas palabras

- Las palabras pueden doler como una muerte si te las dice alguien a quien amas

- Y ¿por que debería yo amar a Aidyn? No es mi familia, no es nadie para mi - dijo ella con toda la seguridad del mundo, sin entender porque Ross decía eso

- No hace falta conocer a alguien de mucho tiempo para que sea importante y te enamores sin quererlo. ¿No sabes nada del amor, verdad?

- Yo no estoy enamorada Ross, eso son tonterías. Yo soy una guerrera

- Hasta la guerrera más fuerte puede enamorarse. El amor te hace volar, te da alas y te hace ser feliz si es correspondido

- Ross... ya basta

- Piénsalo, porque tu mirada no miente cuando lo miras. Venga, volvamos al castillo - dijo haciendo un gesto con la cabeza para que lo siguiera

- Quedan unas horas para que el Sol se marche me gustaría quedarme un rato aquí, sola. - recalcó -  Vuelve tu, sabré volver

- No voy a dejarte aquí sola, lo siento

- Ross, sabes perfectamente que no necesito protección

- No es por la protección sino porque no se si volverás

- ¿Vas a vigilar cada movimiento que haga a partir de ahora? Voy a volver, tengo que proteger a Kaysa

- Me hiciste prometer que si no estuvieras la tendría que proteger yo, así que se que eso es mentira

- Aun no he averiguado si este sitio es suficiente seguro como para dejarla con vosotros, así que al menos esta noche volveré. Yo no miento - dijo mientras bajaba del caballo y andaba dirección al Sol

Al final desistió y la creyó. Dio un tirón a la riendas de su caballo para hacerlo girar y encaminarse otra vez hacia el castillo mientras veía como ella bajaba del caballo y se tumbaba en el suelo junto a los dos lobos que la habían seguido como siempre, como su sombra.

Volviendo al castillo Ross se dio cuenta que Haakon y Kaysa daban un paseo por las afueras y fue a advertirles que estaban más seguros dentro de las murallas. Que esto no eran las montañas vikingas. Pero Haakon le quitó importancia.

- Por favor, me dejaríais mucho más tranquilo

- Está bien Ross, no tenemos ningún problema en entrar dentro y dar el paseo por allí. Pero no hace falta que te preocupes tanto por nosotros

- Lo se, sois fuertes y sabéis luchar pero llevamos dos años fuera y mucha gente quiere estas tierras. Y estarían dispuestos a todo.

Toda la tarde Aidyn la disfrutó con su hija y, aunque le pasó las horas volando, estaba pendiente de si por esa puerta entraba Valkyria para saber que estaba bien. Horas antes Ross había entrado anunciando que esta estaba en la pradera pasado el bosque, que le había pedido soledad y no se la había podido negar. Eso enfureció a Aidyn aunque tenía que disimular el miedo que empezaba a sentir a cada minuto que pasaba y ella no volvía.

A la hora de la cena todos los invitados se sentaron a la mesa y ella seguía sin estar allí. No preguntó ni dijo nada. Tenía que acallar las ansias que crecían dentro suyo. Por suerte fue Ross quien preguntó.

- ¿Alguien ha visto a Kyria? - aunque no le gustó que hablará de ella por su diminutivo, por las confianzas que eso podía significar, volvió a callar.

- Creo que está en las cocinas, lo siento señora. Mi hermana nunca hace caso a nadie y creo que se siente más cómoda allí

- No te preocupes, tengo muchos días para convencerla. Son mis tierras y mis reglas

- Claro, señora

- Ay, por dios no me llames señora que me siento mayor. - se rió la mujer mientras cogía la pequeña y se la ponía encima de las faldas

- Má tu no eres mayor. Las personas mayores son feas y tu eres muy guapa - dijo la niña mientras le tocaba la cara. Todos sonrieron con ternura mientras una risita se les escapaba por debajo

- Demonio con patas, aduladora, vete a sentar en tu sitio que yo se que me dices estas cosas para que te de el postre primero - le dijo mientras le hacia cosquillas a la niña y ella se reía a carcajada limpia

Aidyn no podía estar más orgulloso de su pequeña. Pero ojalá fuera a él quien le hiciera esas bromas y no su madre. Las palabras de Valkyria le rondaban por la cabeza a pesar de haber disfrutado de una bonita tarde con su hija. Satanás, pensó enrabietado consigo mismo.

Durante la cena Haakon y Kaysa no paraban de hablar. Ninguno de los dos lo sabía pero ya estaban enamorados. Se les veía en la forma de mirarse y de evadirse del mundo. Haakon le rozó el muslo con sus yemas en un momento dado y ella se quedó en silencio con los ojos muy abiertos. Sintió un cosquilleo por dentro que la asustó. 

- Haakon... - dijo ella poniéndose un poco roja - estamos cenando

- Lo siento... no lo he pensado, solo me he dejado llevar.

Haakon no era consciente de las reglas que las altas esferas podían tener, él era un vikingo que solo sabía luchar y defender a su objetivo. Pero Kaysa aun siendo vikinga se había criado entre algodones y era bastante consciente de las normas sociales que se podían tener fuera de los poblados vikingos.

- Y deberías comer con los cubiertos, aquí está mal visto comer con las manos como si no hubiera un mañana - se rió ella viéndole como se sonrojaba 

- Perdón

- Deja de disculparte Haakon, creo que ambos estamos aprendiendo, debes fijarte en ellos para entender su cultura. Es extraña y con muchas formalidades, son diferentes a nosotros. 

- Tienes razón seño..

- Kaysa, por favor

- Tienes razón Kaysa - dijo con una amplia sonrisa mientras le quitaba un mechón del medio de la cara - no se si está permitido decirlo o no porque estamos cenando pero eres preciosa

Ella se sonrojo y Ross que escuchaba entretenido la conversación se rió por lo bajín mientras Aidyn ponía los ojos en blanco y volvía a prestarle atención a su madre que le contaba las dificultades por las que atravesaban su tierra.



Correrá la sangre el día que despierte el lobo [[COMPLETA]]Where stories live. Discover now